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Rin había vuelto a hablar desde que comenzó su viaje junto a Sesshomaru. Ella se sentía completamente calmada cuando se encontraba junto a él y Himeko.

—¡Miren esto! En verdad está muerto —dijo Rin mientras miraba a un demonio completamente destruido en el suelo—. Justo como el amo Sesshomaru dijo.

—¿Quién pudo haber...?

—Fue Inuyasha —dijo Sesshomaru, interrumpiendo la pregunta de Jaken—. Sin embargo, parece que no escapó ileso.

Sesshomaru sostuvo la cabeza de aquel demonio, sintiendo así el olor del «Colmillo de acero» entre los dientes de este; la espada que su medio hermano portaba.

—¿Piensas llevarte eso? —le preguntó Himeko al ver que Sesshomaru colocaba la cabeza del «Oni» en su hombro. Ella llevó su mano hacia su nariz en un intento de detener ese olor asqueroso que ingresaba a sus fosas nasales—. Huele espantoso...

En ese preciso momento, Rin comenzó a gritar y realizar gestos de asco, llamando por completo la atención de Sesshomaru.

—Silencio, Rin —dijo él con un tono autoritario—. Estás haciendo mucho ruido.

—¡Sí, señor!

Himeko soltó una pequeña risa al oírla. Hace bastante ella había querido que Rin se sintiera libre.

En un principio ella dudaba si debía de estar siguiendo los pasos de Sesshomaru, ya que ella no confiaba en nada en los demonios. Pero Himeko sentía una gran necesidad de estar junto a él, por lo que prefirió seguir aquel sentimiento y seguir seguirlo.

«Después de todo él nos ha salvado, no creo que sea mala persona» —pensó mientras veía como Sesshomaru comenzaba a caminar con la cabeza del Oni en su hombro.

Ella sonrió de manera dulce para luego sostener la mano de Rin, la cual jugueteaba constantemente.

«¿Por qué el amo bonito trae con nosotros a estas humanas?» —pensó Jaken al mirar a ambas humanas acercarse a su amo. Jaken no comprendía la razón, pero tampoco se atrevía a preguntar por miedo a que su amo se enfadara y terminara deshaciéndose de él.

Lo que él no sabía era que ni Sesshomaru comprendía muy bien por qué dejaba que esas dos humanas estuvieran a su lado, pues él detestaba completamente a aquella raza. Lo único que llegaba a entender era que cuando Himeko se alejaba demasiado, sentía una gran ansiedad y dolor en su pecho.

Algo en él le exigía que ella estuviera a su lado.

—¡No! ¡Himeko y yo iremos con ustedes! —exclamó la pequeña niña mientras miraba como Sesshomaru comenzaba a alejarse

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—¡No! ¡Himeko y yo iremos con ustedes! —exclamó la pequeña niña mientras miraba como Sesshomaru comenzaba a alejarse.

Rin no estaba de acuerdo de que ambas se quedaran atrás mientras él y Jaken iban hacia el lugar donde se forjaría una nueva espada.

—¡Mocosa, tonta! —le gritó Jaken molesto al ver la terquedad de la niña al no querer dejarlos ir—. Si un humano ingresa a ese lugar el aire dañoso lo matará.

—No te preocupes, Rin —dijo Himeko con un tono dulce mientras acariciaba la cabeza de la niña, la cual comenzó a relajarse ante su contacto—. Volverán por nosotras, ¿no?

Su pregunta fue dirigida al Inu Yokai, el cual solamente la miró un momento de reojo.

Él no quería dejarlas atrás. En espacial a la mujer que le hacía sentir extraño, pero si ellas iban con ellos solo sería perjudicial y no podía aceptar eso. 

Algo en él estaba impidiendo que Himeko saliera lastimada.

—... Vamos, Jaken —dijo Sesshomaru ignorando por completo la pregunta de la mujer. Himeko se sintió un poco decepcionada de que él no le respondiera, pero no lo dejó ver en su rostro para que Rin no se preocupara.

—¡Definitivamente debe de volver, Amo Sesshomaru! —exclamó Rin mientras miraba como el demonio comenzaba a desaparecer de su vista—. Él volverá por nosotras...

—Sí. Así que debemos de ser pacientes —dijo Himeko al momento en que se acercaba al dragón Ah-Un—, él regresará...

Himeko se quedó un momento mirando por donde se había ido Sesshomaru, sintiendo así un dolor en su pecho ante su lejanía. Ella, al igual que Rin, quería estar junto a él, pero debía de contenerse porque más allá de ese camino los humanos no podían sobrevivir.

Solo debería de ser paciente y esperar a que él regresara por ambas.

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SOULMATE; Sesshomaru.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora