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—Señor Sesshomaru —comenzó Himeko, su voz resonando con valentía en el silencio de la noche—. Sé que usted es una persona reservada y que rara vez muestras sus emociones, pero no puedo ignorar lo que está sucediendo. Algo lo está perturbando, algo que creo saber lo que es.

Sesshomaru la observó con atención, sus ojos dorados brillando con una mezcla de inquietud y curiosidad ante las palabras de Himeko.

—¿Y qué es lo que crees saber? —preguntó Sesshomaru con su habitual tono sereno, aunque había un deje de intriga en su voz.

Himeko tomó aire antes de responder, decidida a abordar el tema con franqueza.

—Creo que está luchando con la idea de que podría sentir algo más que indiferencia hacia mí —dijo Himeko, sin apartar la mirada de los penetrantes ojos de Sesshomaru.

Sesshomaru la miró en silencio por un momento, su rostro apenas mostrando algún cambio. Sin embargo, Himeko pudo percibir una leve tensión en su expresión, como si sus palabras hubieran despertado algo dentro de él.

—¿Y por qué crees eso? —preguntó Sesshomaru, su voz firme, pero con un toque de inquietud.

—Desde que nos conocimos, he notado pequeños cambios en su comportamiento. Cambios que tal vez para los demás hayan pasado desapercibidas, pero que para mí no lo fueron —respondió Himeko con sinceridad—. Cómo, por ejemplo: Cuando me ha rescatado y salvado de peligrosas situaciones.

—Eso podría haberlo hecho por cualquiera. No significa nada.

—Sí. Tiene razón, podría haberlo hecho por cualquiera —dijo Himeko sin apartar la mirada de él—. ¿Pero por qué por una humana?

La pregunta de Himeko pareció hacer eco en la oscuridad del bosque. Sesshomaru la miró fijamente, sus ojos dorados brillando con una intensidad que parecía atravesar el alma de Himeko.

Finalmente, Sesshomaru habló, su voz resonando con una calma que apenas ocultaba la tormenta de emociones que lo invadía.

—No lo sé. No logro comprender nada de lo que estoy haciendo.

Himeko lo escuchó atentamente, sintiendo una oleada de emociones recorrer su ser.

—Tal vez... —comenzó Himeko, acercándose un poco más a Sesshomaru—. Tal vez no necesite una explicación. Tal vez solo debería dejarse llevar por lo que está sintiendo...

Sesshomaru la miró, comprendiendo perfectamente sus intenciones. Por un momento, pareció considerar las palabras de Himeko, pero luego su expresión se endureció.

—No. No voy a involucrarme en algo así.

Himeko sintió una punzada en su pecho mientras sus pies se detenían a centímetros del cuerpo de Sesshomaru. El demonio se apartó ligeramente de ella, como si su cercanía lo incomodara de alguna manera.

SOULMATE; Sesshomaru.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora