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El grupo de Sesshomaru avanzaba por el bosque cuando, repentinamente, alguien había caído frente a ellos. Todos se detuvieron y observaron de inmediato cuando vieron a Kagura caer frente a ellos.

Aunque ella era una extensión de Naraku que en el pasado intentó atacarlos, ahora mismo no mostraba signos de hostilidad. Ella estaba herida y apenas podía mantenerse de pie.

—¿Te encuentras bien? —preguntó Himeko, quien fue la primera en acercarse a la mujer y así observar las heridas que, milagrosamente, comenzaban a curarse.

—Así que llegué con ustedes —dijo Kagura. Ignorando por completo la pregunta de Himeko y observando fijamente a Sesshomaru—. De haber sabido que me pasaría esto, hubiera aceptado tu oferta de quedarme contigo.

Todos, a excepción de Sesshomaru, quedaron sorprendidos por las palabras de la mujer. Ninguno podía creer que Sesshomaru, el demonio que detestaba a los humanos y especialmente a las extensiones de Naraku, hubiera invitado a Kagura a estar con él.

—¡Imposible! —exclamó Jaken, quien golpeó el suelo con su bastón—. ¡El amo bonito no te pediría unirte a él! ¡Estás confundiendo las cosas, humana!

—Je. Así que no me creen —dijo Kagura sin dejar de observar a Sesshomaru—. Incluso él tiene un lado patético.

—¡No insultes al amo bonito!

—¿Es eso verdad, Señor Sesshomaru? —preguntó Himeko con un toque de inquietud en sus palabras.

Sesshomaru no respondió y eso causó una opresión en el pecho de Himeko. Un silencio se formó entre el grupo, pues esperaban alguna señal de Sesshomaru, algo que pudiera aclarar la situación. Sin embargo, Sesshomaru no habló. Él solo se mantuvo callado e iba a continuar su camino, pero se detuvo cuando escuchó a Kagura mencionar a Naraku.

—La forma de derrotar a Naraku es destruyendo su corazón —dijo Kagura, quien se enderezó lentamente y observó fijamente a Sesshomaru—. Encontré la ubicación donde se oculta. Si vamos allí, podremos derrotarlo.

—¿Cómo podemos estar seguros de eso? —preguntó Jaken, quien observaba a la mujer con desdén—. ¿Quién nos asegura que esto no es una trampa? ¡Naraku quiere el cuerpo del amo bonito!

—Jaken tiene razón —dijo Himeko mientras daba unos pasos para quedar frente a Kagura y así obstruir su vista de Sesshomaru—. Lamentamos desconfiar, pero eres una extensión de Naraku.

Kagura soltó una pequeña risa al notar como Himeko intentaba de alguna forma alejarla de Sesshomaru.

—Pueden creerme o no. Eso es cosa de ustedes —dijo Kagura, quien observó fijamente a Himeko—. Ambos tienen un lado patético.

—¿A qué te refieres? —preguntó Himeko.

Kagura no respondió. Ella solo se levantó e iba a marcharse, pero antes de que eso sucediera, fue detenida por Sesshomaru.

—Dime dónde es —dijo Sesshomaru con su tono de voz frío—. Iré directamente hacia allí.

—Imaginaba que algo así no lo ibas a dejar pasar —dijo Kagura con una sonrisa arrogante—. Sígueme. Te guiaré hasta el templo.

—Espere, Señor Sesshomaru —dijo Himeko, quien sostuvo delicadamente la mano del demonio para así detenerlo—. ¿Qué hay de nosotros?

—Ustedes se quedarán aquí.

Sesshomaru miró a Himeko con sus fríos ojos dorados, ocasionando que la mujer soltara su agarre y se quedara allí de pie, observando como él comenzaba a alejarse con Kagura.

—Hermana Himeko —dijo Rin, quien había notado la inquietud en el rostro de su hermana mayor—. ¿Está todo bien?

—Oh... Sí, todo está bien —dijo Himeko con una sonrisa—. Esperemos a que el Señor Sesshomaru regrese.

Himeko sentía una opresión en su pecho, pero intentaba ignorarla para no sentirse mal y así no preocupar a Rin.

—No puedo creer que el amo bonito de nuevo me dejó atrás —murmuró Jaken mientras observaba el suelo—. Tampoco puedo creer que se haya ido con esa humana. ¿Acaso le interesa? ¡No, por supuesto que no, Jaken! ¿Cómo crees que el amo bonito se fijaría en una humana?

—¿No es posible? —preguntó Himeko, captando la atención de Jaken—. ¿Es imposible que el Señor Sesshomaru se fije en una humana?

Jaken observó a Himeko con desprecio. Para él, la idea de que Sesshomaru se fijara en una humana era simplemente absurda.

—¡Claro que es imposible! ¡El amo Sesshomaru es un demonio espléndido! —exclamó Jaken—. ¡Él nunca, pero nunca tendrá interés en una humana!

Himeko suspiró y miró hacia el lugar por donde el demonio se había ido. Esperando que la angustia que estaba sintiendo en ese momento se esfumara por completo.

Mientras tanto, Sesshomaru avanzaba en silencio junto a Kagura a través del bosque. Kagura, quien estaba curiosa por la relación de Sesshomaru con Himeko, rompió el silencio con una pregunta.

—¿Qué es lo que harás con esa humana cuando todo esto termine?

—¿Qué quieres decir? —preguntó Sesshomaru con voz fría.

—Las relaciones entre Demonios y Humanos nunca terminan bien —dijo Kagura—. Ya sabes... La vida humana es más corta que la de los demonios.

Sesshomaru se quedó un momento en silencio, pero luego miró a Kagura y dijo:

—Himeko y yo no tenemos ningún tipo de relación.

—¿No? ¿Entonces por qué permites que esté a tu lado? —preguntó Kagura—. Se supone que tú, el gran demonio Sesshomaru, odia por completo a los humanos. Entonces... ¿Por qué razón dejaría que una humana esté a su lado? —Sesshomaru siguió caminando en silencio, por lo que Kagura decidió insistir—. ¿Es por compasión? ¿O hay algo más?

Sesshomaru no respondió de inmediato. Su expresión permanecía imperturbable, pero algo en su mirada revelaba un conflicto interno.

Finalmente, en tono firme dijo:

—Deja de preguntar estupideces y concéntrate en guiarme a Naraku.

Kagura sonrió con astucia. Comprendiendo que había tocado un tema delicado para Sesshomaru.

—Sin duda alguna tienes un lado patético —dijo Kagura.

Sesshomaru no emitió ninguna palabra, y Kagura decidió no insistir con el tema y así concentrarse en dirigir al demonio hasta el lugar donde Naraku se encontraba, para que así pudiera vencerlo y liberarla por completo.

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SOULMATE; Sesshomaru.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora