Cap 2 °Esencia de sol°

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Mientras las llamas del libro bailaban y proyectaban su espeluznante brillo, la habitación parecía palpitar con una energía que desafiaba toda explicación. Mi corazón se aceleró, mientras el mapa espectral proyectado en las paredes dejándome completamente atónita, aunque una sensación de inquietud me carcomía, era como si la oscuridad misma hubiese sido convocada, el mismo aire parecía cargado con una tensión eléctrica. Y entonces, como en respuesta a mi creciente ansiedad, oí el eco de unos pasos en el pasillo más allá de la habitación. Mi corazón dio un vuelco, los pasos se acercaban, haciéndose más fuertes con cada momento que pasaba. El pánico surgió dentro de mí y con una oleada de adrenalina corría en mi interior mientras cerraba apresuradamente la tapa del libro y lo metía en mi bolso. Fue una reacción instintiva, un intento de ocultar la fuente de la iluminación que seguramente había llamado la atención. Cuando cerré la cremallera de mi bolsa, los pasos se acercaron, mi mente se aceleró mientras consideraba mis opciones, mi corazón latía como un tambor contra mi pecho, sabía que no podía darme el lujo de quedar atrapada en un lugar, hora y momento que no debía estar, además no tenía forma de saber cómo reaccionarían el personal de la universidad, los guardias o quien fuera que estuviera viniendo en mi dirección.

En un subidón de adrenalina, me volví hacia las filas de estanterías que bordeaban la habitación, con una respiración determinada, entré en las sombras, mis pasos ligeros y medidos mientras buscaba refugio entre las estanterías, mi corazón retumbaba en mi pecho mientras me encontraba entre las librerías, desde este punto de vista podía vislumbrar la puerta de la habitación, contuve mi respiración mientras los pasos se hacían más fuertes. Y entonces, como si estuviera escrito por el destino mismo, la puerta se abrió, revelando la silueta de una figura. Era el guardia de la universidad, su uniforme iluminado por el suave brillo de las luces del pasillo. Entró en la habitación y sus pasos resonaron en el silencio mientras echaba un vistazo rápido a su alrededor, presioné mi cuerpo contra la librería, con el corazón en la garganta, mientras él comenzaba a moverse más en la habitación. Se acercó al área donde había estado parado hace unos momentos, se me cortó la respiración cuando se detuvo, su mirada exploro la habitación, sus ojos parecieron rozar el lugar donde había estado parada, y mi corazón dio un vuelco. Contuve la respiración, rezando para que no me hubiera visto y entonces, como si el universo me hubiera concedido un respiro, su atención cambió. Se alejó de mi escondite y sus pasos lo llevaron en una dirección diferente. El alivio me inundó como una ola y solté el aliento que había estado conteniendo y entonces, tan inesperadamente como había llegado, el guardia se volvió sobre sus pasos hacia la puerta. Hizo una pausa por un momento, como si estuviera considerando algo, pero luego, con una última mirada alrededor de la habitación, regresó al pasillo y cerró la puerta detrás de él. Con un suspiro, finalmente salí de detrás de la estantería, con mi bolso colgado al hombro y con paso decidido, me dirigí hacia la salida, el pasillo más allá estaba inquietantemente silencioso mientras caminaba y me apresuré entre las sombras para salir rápidamente de las oficinas, cuando salí al aire fresco de la noche, los terrenos de la universidad se extendieron ante mí y sin pensar demasiado las cosas comencé el viaje a casa.

Llegué a la puerta de entrada y la seguridad de mi hogar, la llave giró en la cerradura con un suave clic y entré, con un profundo suspiro, puse mi bolso sobre la mesa y me hundí en una silla, mis pensamientos eran un torbellino mientras miraba la bolsa que contenía aquel libro que jamás debería haber tocado.

Luego de ello me quedé en la cama, mis pensamientos eran fugaces y confusos de los eventos que habían ocurrido: el libro antiguo, el mapa y la inquietante forma en que levito y se incendió. Mientras cerraba los ojos, esperaba que el sueño me diera un respiro y a medida que los límites entre la realidad y los sueños se desdibujaban, me encontré en un prado de pastos rojos. Ante mí apareció un rostro, un rostro que irradiaba un aura de otro mundo, en mi mente surgieron rasgos divinos: cabello rubio corto que parecía capturar la esencia misma de la luz del sol, ojos azules penetrantes que contenían profundidad y una túnica roja que ondeaba con una brisa invisible. Aunque los rasgos no estaban del todo claros, quedaron grabados en mi mente como una visión de belleza celestial. Contemplé el rostro divino, una sensación de asombro y reverencia me envolvió era como si estuviera en presencia de un ser mucho más allá de la comprensión mortal. Y luego, el rostro divino se transformó ante mis ojos, la luz celestial se atenuó, reemplazada por un semblante delgado y pálido, el cabello oscuro caía en cascada alrededor de los rasgos pálidos, enmarcando los ojos que eran de un marrón profundo e intenso. Los dos rostros, tan diferentes en esencia el rostro divino tenía un aire de sabiduría, mientras que el rostro pálido exudaba una sensación de intriga. Y entonces, el rostro pálido volvió su mirada hacia mí, sus ojos fijos en los míos. Una voz, ruda y gruesa casi distante, pareció resonar en mi mente. "Edith", murmuró, el sonido fue como un susurro llevado por el viento. "Edith". Mientras las palabras resonaban dentro de mí y en ese momento un sonido atravesó el sueño, uno que me saco de aquel momento, el sonido a todo volumen de mi despertador. Mis ojos se abrieron de golpe, me quedé en la cama por un momento, con el corazón todavía acelerado por la intensidad de las visiones que había experimentado y por un mero instante pensé que todos los eventos de la noche anterior habían sido un simple sueño, pero cuando tomé mi teléfono celular para silenciar la alarma, me recorrió un shock al darme cuenta. Allí, en la pantalla, había una notificación de mensaje: un mensaje de la profesora Gonzales.

◈Mordiendo la Manzana◈ Lucifer x LectoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora