Que no te engañe el significado de "Mundo Perfecto"
Seis chicos, tres Alfas y tres Omegas, tres historias de amor y odio.
Un simple día puede cambiar su vida para siempre ¿o no?
Los seis chicos serán encerrados en un edificio llamado ʙʟᴜᴇ ʟᴏᴄᴋ en d...
La luz del sol entraba por la ventana de la habitación.
El peli naranja comenzó abriendo lentamente los ojos y fue levantándose de la cama de poco a poco.
Cuando estaba apunto de levantarse giro su cabeza y se encontró con el cuerpo del peli rojo a su lado.
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Se quedó mirándolo por un momento y después sonrió.
Jamás, en los pocos meses que tenían compartiendo habitación, lo había visto dormir tan tranquilamente.
Siempre, aunque nunca se atrevió a decirle nada, se percataba que el peli rojo sufría en silencio por las noches.
Al verlo tan tranquilo durmiendo se levantó lentamente para evitar despertarlo y se dirigió a tomar una ducha.
Después de unos minutos el peli rojo comenzó a abrir los ojos.
Cuando lo hizo se quedó sentado sobre la cama mientras sonreía.
Hace tiempo que no había dormido tan bien como lo hizo esa noche.
Todos los días anteriores siempre era un infierno a la hora de dormir, sufría internamente ya que cada noche la imagen de aquel día llegaba a su cabeza y eso lo ponía mal.
Pero esa noche fue diferente, el dormir al lado de ese Alfa lo hizo sentir tranquilo, algo que jamás creyó.
Fue su calidez, sus cuidado o su olor, pero le daba una tranquilidad el cual lo alegraba y a la vez lo preocupaba.
—Oh, Chigiri, ¿te desperté? —dice mientras salía de la ducha.
—No, ya estaba despierto, desperté hace unos minutos.
—¿Cómo dormiste? ¿Ya estas más tranquilo que anoche?
—Si, estoy bien, dormí bien —dice.
—Me alegro.
El ambiente entre ambos estaba un poco incómodo, ambos estaban nerviosos al hablar sin saber porque.
El Alfa notó que el menor tenía la mirada baja y evitaba verlo.
—¿Estas bien, Chigiri?
—Si todo bien —dice sonrojado—. Solo que no debería verte demasiado, si estas de ese modo.
En ese momento el peli naranja se dio cuenta que acababa de salir de la ducha por lo cual solo tenía una toalla al rededor de su cadera.
—Oh, lo siento —dice un poco avergonzado.
—No te preocupes —Se levanta y se dirige al baño—. Iré a tomar una ducha yo también, mientras puedes vestirte.
El peli rojo entró rápidamente y se sentó sobre el suelo de espalda a la puerta.
