Epílogo

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Elena le expresó sus sentimientos a Dan, le contó la verdad, el sólo asintió y le deseo suerte para su nueva relación, ella le sonrío y le dio un cálido abrazo.

En ese justo momento, aunque ambos no lo sabían Dan recibiría una llamada, de una vieja amiga que estaría de regreso en la ciudad... tal vez el amor tocara de nuevo a la puerta de Dan.

Por otro lado, al otro lado de la calle Tyler esperaba a Elena con impaciencia en la heladería para enseñarle a hacer malteadas.

Bueno, eso solo era una excusa que habían inventado los dos, claro que Elena sabía hacer malteadas. Pero se sentía bien como Tyler le apartaba el pelo de la cara, cogía sus manos y las guiaba para hacer cada paso de la malteada. Como se reían juntos, y jugaban con la crema .

Elena ahora amaba las malteadas, y no creyó que pudiera amarlas más de lo que las amo en ese momento. Miró a Tyler y le dio un tierno beso en la mejilla, el sonrío tímidamente pero entonces se dejó de reír y se puso serio.

-¿Soy sólo un chico de las malteadas ?

Elena puso cara de desconcierto, y se apartó un mechón rebelde de su cara.

-Hablo de que hay muchos chicos de las malteadas en el mundo, en cada heladería ¡por Dios! no quiero que encuentres a otro, ni que le compres a otro, ni que le escribas a otro. Y tal vez te suene apresurado, pero tampoco quiero que te enamores de otro.

Entonces Elena esbozo una sonrisa y se acercó a él, tomo su delicada cara entre sus manos y muy cerca susurró:

-No Tyler, sabes muy bien que no eres cualquier chico de las malteadas.

- Tú chico de las malteadas – le complemento él.

- Sí, así es.

Dicho esto, pasó lo que Elena fantaseaba en clases, lo que soñaba y añoraba cuando veía a Tyler desde lejos, lo que pensaba cada vez que oía música romántica. Tyler se acerca lentamente a Elena y le da un delicado y tierno beso en los labios. Una caricia, un secreto compartido de los dos.

Ambos se ruborizan, y se ríen.

Luego de unas cuantas miradas furtivas, siguieron con la malteada.

Elena jamás dejo de venir cada día a la heladería a ver a Tyler, y claro, a pedir su aperitivo favorito. Mientras escribía notas para él, que siempre le sacaban lágrimas y sonrisas.

Tyler tampoco dejó que Elena dejara de tomarlas, ni tampoco de fingir que no notaba la mirada de ella sobre él cada día, ni sentarse con ella y tomarse la malteada juntos, con una sonrisa... pero no con cualquier sonrisa .

Con una sonrisa que era solo para ella en el mundo, que era desde el alma, y sólo se la das a la persona que amas, siendo sinceros ella era su mundo, y no dejo de serlo.


El chico de las malteadas; 01Donde viven las historias. Descúbrelo ahora