Extra (parte uno)

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—Cuéntame, ¿qué tal tu cita con ese chico que me contaste temprano? —me preguntó Tk a través del teléfono.

—Bueno, ¿cómo empiezo?... No me gustó. —contesté lo más seco posible.

—¿Eh? ¿Por qué, qué te hizo?

—No, no, nada. Es que...

Me senté en la cama y empecé a quitarme los zapatos, eso mientras buscaba las palabras adecuadas para describir la "cita".

—Para empezar, le acepté la cita en primer lugar para no hacerlo sentir mal, además que sentí que podíamos ser amigos si él ponía de su parte, pero... ¡es un raro!

—¿Raro? Pero si me dijiste que...

—Sí, sí, sé que te dije temprano que se veía adorable cuando se puso nervioso al ofrecerme una cita, pero cuando llegué a la hora acordada, él no estaba ahí, así que tuve que quedarme esperándolo por quince minutos, y cuando finalmente apareció, estaba físicamente como si hubiera corrido un maratón desde China hasta acá.

—Continúa... —comentó, con una voz relajante y notablemente ansiosa para que le siguiera contando.

—Sabes que me molesta la impuntualidad, así que le pregunté por qué había llegado tarde y me cambió el tema, ¡cambió el tema! Cuando yo quería saber la razón.

—Al menos llegó. No puedes juzgarlo así de fácil; no sabes lo que pudo pasarle y el esfuerzo que hizo para llegar lo más pronto. Además, si pasó de largo tu pregunta seguramente él no quería hablar de eso.

—Bueno, es verdad.... —solté un suspiro cansado, y finalmente, me tumbé boca arriba en mi cama, mirando el techo distraída—. Me compró unas rosas y... se las rechazé.

—¿Enserio, T/N? —se escuchó sorprendido—. ¿Pero por qué? ¿Tenían algo de malo?

—Cree que puede compensar su tardanza regalándome unas simples rosas, tks —rodé los ojos.

—Bueno, al menos se tomó la molestia de comprarlas para tí...

—Pero unas rosas se pueden conseguir en cualquier parte, si me hubiera dado algo más...

—Vaya, que materialista eres. ¿Querías que te regalara una camioneta 4x4?

Solté una pequeña risa.

—Sólo juego, Tk —dije, aún conservando la sonrisa—. Las rosas estaban bien, pero si creía que podía asegurar mi perdón con eso, estaba equivocado.

—Sígueme contando, a ver qué más hicieron.

—En toda la cita no dejaba de mirarme a los ojos ni de soltar alguna que otra labia o chiste que parecía que le habías puesto a Google: Cuéntame un chiste. Y te sale con uno que no hace sonrojar ni reír a una mosca.

—¿Se podría decir que al menos lo estaba intentando? Tal vez haya sido su primera cita y... estaba nervioso y no sabía cómo comportarse.

—En fin, no me gustaría volver a verlo.

—¿Estás segura? —por el tono de su voz, deducí que estaba feliz con que le haya dicho eso. Lo dejé pasar.

—¡Pues claro! Se portó muy raro durante todo el rato.

Dejé de hablar cuando escuché la puerta principal abrirse. Suponía que ya Lucy había llegado de quién sabe dónde.

—Hablamos mañana, Tk. ¿Mañana vas al trabajo, cierto?

—Sabes que siempre voy y llego temprano para cubrirte cuando puedo —me comentó, y podía apostar que él tenía una sonrisa en este momento—. Esta vez, si no llegas temprano no te haré ese favor. Sabes que no puedo cubrirte para siempre.

La Obsesión De Un Acosador [Your Boyfriend Game | Peter X Tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora