El Primer Paso

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El Jefe Maestro pasó varios días en la aldea, aprendiendo sobre la religión del clérigo y preparándose para su misión. El clérigo le enseñó los principios básicos de la fe, como la creación, la caída, el resurgimiento y el poder. El clérigo le enseñó las oraciones más importantes. El clérigo le enseñó los principios básicos de su fé.

El Jefe Maestro escuchó con atención y respeto, pero también con dudas y preguntas. Él no estaba seguro de creer en todo lo que le decía el clérigo, pero tampoco quería ofenderlo ni contradecirlo. Él pensaba que quizás había algo de verdad en sus palabras, pero también algo de fantasía.

El clérigo también le ayudó a prepararse para su misión, dándole un diamante, unas provisiones y unos consejos. El diamante era una piedra preciosa azul, que brillaba con una luz intensa. El diamante era necesario para activar el portal al bosque crepuscular, ya que era la llave que lo abría. El clérigo le dijo al Jefe Maestro que tenía que colocar el diamante en un pedestal que había junto al portal, y que entonces el portal se iluminaría y se abriría.

Las provisiones eran unos objetos útiles para el viaje, como comida, agua, armas y armaduras. La comida era pan, carne y fruta, que le daban energía y salud. El agua era una botella llena de líquido transparente, que le quitaba la sed y el cansancio. Las armas eran una espada de hierro y un arco con flechas, que le permitían atacar y defenderse. Las armaduras eran unas piezas de metal y cuero, que le protegían del daño y del frío.

Los consejos eran unas recomendaciones para enfrentarse al Ur-Ghast, basadas en la experiencia del aventurero que había escrito el diario. El clérigo le dijo al Jefe Maestro que el Ur-Ghast era una criatura muy poderosa y peligrosa, que podía volar por los aires y lanzar bolas de fuego y rayos. El clérigo le dijo al Jefe Maestro que tenía que evitar sus ataques a toda costa, y que tenía que buscar una forma de acercarse a él sin ser visto. El clérigo le dijo al Jefe Maestro que tenía que usar su ingenio y su valentía para derrotar al Ur-Ghast.

El Jefe Maestro agradeció al clérigo por todo lo que le había dado y enseñado. Él le dijo al clérigo que esperaba volver a verlo pronto, y que cumpliría su misión con honor. Él le dijo al clérigo que rezaría por él y por su dios.

El clérigo bendijo al Jefe Maestro y le deseó buena suerte. Él le dijo al Jefe Maestro que confiaba en él y en su capacidad. Él le dijo al Jefe Maestro que esperaba su regreso con alegría.

El Jefe Maestro se despidió del clérigo y de los aldeanos, que lo habían tratado con amabilidad y hospitalidad. Él les dijo adiós con una sonrisa y un gesto de la mano.

Luego se dirigió al portal que estaba en el centro de la isla cuadrada. El portal era un marco de piedra con una forma rectangular, que medía unos tres metros de alto por dos de ancho. El portal estaba vacío por dentro, sin nada que lo llenara.

El Jefe Maestro llegó al portal y vio el pedestal que había junto a él. El pedestal era una columna de piedra con una ranura en su parte superior, donde se podía colocar el diamante. El Jefe Maestro sacó el diamante de su inventario y lo puso en la ranura.

Entonces el portal se iluminó y se abrió, mostrando un paisaje diferente al otro lado. El Jefe Maestro vio un bosque oscuro y tenebroso, donde reinaba el frío y la niebla. El Jefe Maestro vio castillos, laberintos, torres y criaturas fantásticas. El Jefe Maestro vio el bosque crepuscular.

El Jefe Maestro respiró hondo y entró en el portal con Cortana.

Así fue como el Jefe Maestro se preparó para ir al bosque crepuscular, siguiendo las instrucciones del clérigo. El Jefe Maestro se dispuso a cumplir su misión, que consistía en derrotar al Ur-Ghast y volver a su mundo.

Este fue el primer paso del Jefe Maestro hacia el bosque crepuscular.

Este fue el primer paso del Jefe Maestro hacia el bosque crepuscular

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El Jefe Maestro en el Mundo de Minecraft: Una Aventura de Bloques y BalasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora