Capítulo 29

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"Dirimu"

Madison.

Cada hora que pasaba era una agonizante tortura.

Para ser mas específica llevaba 3 horas sin noticias del estado de Damon. Sus padres estaban sentados en unas sillas mientras yo me mantuvo en el suelo. La misma posición desde que llegué.

—Madi,toma un poco.—Yuliet me tendió un vaso con café.

Lo acepté a pesar de no tener gota de hambre o sed.

—Gracias.—mi voz era irreconocible.

Para mi sorpresa ella se sienta a mi lado y me abraza.

—Se cuando amas a mi hijo...al igual estoy consciente de lo mucho que él te ama.Muchas gracias , por llegar a su vida y darle ese cambio.

Sonreí aceptando el calor de su cuerpo.

—No me deben gracias...al contrario, yo se las debo. En estos meses me has cuidado como a una hija.

Mis ojos se volvieron a cristalizar. Yuliet para mi, era la madre que me hubiera gustado tener. Su humor, su capacidad para decir las cosas, su amor incondicional. Era una señora llena de amor y alegría.

Su cabello negro estaba recogido en una trenza sencilla y sus ojos, esos hermosos ojos que su hijo heredó, carecían de ese brillo...

—No fue un accidente.—solté sin más y su sonrisa se congeló.—Lo siento...todo esto es mi culpa, él fue el que nos vino hacia arriba con el auto.

Mi respiración era irregular y mis manos comenzaban a temblar.¿Cómo le explicaba a mi suegra que el que abusó de mi fue el mismo que mandó a su hijo al hospital?

Me levantó del suelo y me llevó al jardín para tener privacidad.

—¿Quién lo hizo?

Limpié mi cara.

—Cristobal. El hermano de mi padrastro.

Masajeó su sien.

—¿Qué sucedió entre ustedes para que llegara a ese punto?

Tragué grueso. Ella merecía la verdad porque si mi plan era llevado a cabo necesitaba su apoyo.Le conté la historia, sin más ni menos.

—¿Por qué nunca lo denunciaron?Yo siendo tu madre le corto las manos.

Sonreí con nostalgia.

—Mi madre aún me culpa, además prefirió darle valor a la palabra de sus esposo...

Ella negó repetidas veces y me estrechó entre sus brazos.

—¿Lo vas a denunciar,verdad?

La miré segura.

—Ese mal nacido tiene sus días contados.

—Tengo una amiga, es un agente del cuerpo policial.—Busca en su cartera y me tiende una tarjeta con un número telefónico.

—Gracias.

Nos devolvimos a la sala donde estábamos y un doctor hablaba con el padre de Damon.

Corrí dejando mi suegra atrás.

—...pero estará bien.—alcancé a oír.

Se fue y una vez mi suegra llegó el padre nos explicó.

—Esta fuera de peligro.Gracias a dios no tiene nada grave, ya está despierto.

—¿Puedo verlo?

Ambos aprobaron y volví a correr hasta estar frente a su puerta. Tomé aire y con el fuerzas.

AetérnumDonde viven las historias. Descúbrelo ahora