Esperé un poco a ver que pasaba. Daniel y yo nos acercamos un poco a la puerta, estaba cerrada. Aún así se escuchaba algo, así que pusimos la oreja.
-Ahh~Peter~ Se escuchaban gemidos. Mi corazón en ese momento se rompió, el juego se había acabado, eso ya era demasiado. Me fui corriendo a mi cabaña. Me acosté, me hice bolita entre las sábanas.
Al mismo tiempo con Peter:
-Ahh~Peter~ Gemía Ariadna.
-Calla un momento Ari. Estaban los dos cerca de la puerta. Peter intentaba escuchar lo que pasaba a fuera. Ariadna se comemzó a rozar con Pan.
-No me toques. Que te quede claro, esto solo es para darle celos. Dijo Pan apretandola de cuello mientras la miraba furioso.
-v-vale... La sirena casi no podía respirar. Alguien abrió la puerta de golpe, chocandose con ellos dos.
-Hijo de puta! Era Dani. Entró rabioso, cogiendo de la camisa a Pan.
-A ti que mierda te pasa, vete con tu novia, mejor dicho MI novia! Pan le cogió de la camisa también.
-Ella solo hizo eso como venganza, eres un niñato, no sabes ni pararle el coqueteo a la guarra esa, como vas a tener novia? Respondió Dani casi apunto de pegarle. Se estaban apunto de pegar hasta que Dani habló.
-Se ha ido llorando a su cabaña por tu culpa. Pan se quedó estupefacto. Soltó a Dani y fue corriendo a la cabaña de ____.
-Hola guapo... Dijo Ariadna acercandose a Daniel.
-No me toques joder. La empujó y se fue.
Con Pan y ____:
-Ábreme porfavor. Suplicó Peter. Nadie respondía.
-Juro que no he hecho nada con ella, bueno... No me la he tirado quiero decir. Porfavor abre, solo era para darte celos! El suplicaba, estuvo bastante rato, hasta que la puerta se abrió. El vió a ____ con los ojos rojos a más no poder, su cara empapada, llena de lágrimas, abatida. El abrió los ojos como platos. Le partía el corazón verla así. Los dos habían llegado muy lejos.
-Y quieres que me lo crea Peter?... Se creó silencio absoluto. Ella hablaba en voz baja, no tenía fuerzas casi para gritarle.
-L-lo siento... No he follado con ella, te lo juro. Pregúntaselo a Daniel.
-Que tiene que ver el?
-El fue a pegarme, y me contó lo que pasó y me fui corriendo a por tí... Ella se quedó callada.
-Y que me dices de lo de la playa? Si le hubieras parado los pies nada de esto habría pasado! Mi furia volvió.
-Esto también es tu culpa! Tu empezaste a tontear con ese estúpido!
-POR CULPA DE QUIEN?? Me fui chocandole el hombro. Iba a matar a esa perra. Al llegar al campamento la ví. Estaban todos ahí. Y pan me estaba siguiendo también. Dani me vió.
-Hola ___ como esta-. Lo interrumpí.
-Ahora no. Respondí furiosa. La encontré. Nos miramos las dos con odio. Ella se levantó de su sitio.
-Te dije que solo eras su juguete. Se rió de mí. Todos los niños perdidos estaban mirando. Incluido Peter y Dani. Con magia la acerqué a mi, estrangulandola le susurré.
-Te avisé. La até a un árbol. Imaginé una espada. Una sonrisa malevola apareció en mi rostro. Mis ojos brillaban. Daba miedo.
-Con que empezaré primero... Dije en bajo acariciando el filo de la espada. Le corté una mano.
-AHHHH. Ella gritó. Lloraba de dolor y yo solo reía.
-Te voy a torturar zorra.
-Estas loca! Me gritó.
-que has dicho? No me respondió.
-QUE, QUE HAS DICHO. Le corté la otra mano. Ella gritaba de dolor.
-____ para! Gritaron Daniel y Peter. Me giré despacio. Los até también y la boca se las tapé. Volví con Ariadna. Todos estaban aterrados. Menos Peter, el hacía lo mismo, solo que no quería que la matara. Le clavé la espada en el higado. Ella estaba agonizando. Me gustaba torturarla.
-No me hiciste caso Ariadna... Sonreí.
-Matame ya! Gritó.
-Agh, me irrita tu voz. Con magia hice que sacara su lengua. Se la corté.
-Que pasa Ari? Te ha comido la lengua el gato? No podía parar de reir. Ella lloraba, agonizaba, estaba aterrorizada.
-Pobre criaturita... Comencé a golpearla, haciendole moratones, sangre, le partí la nariz.
-Aprenderas la lección. Peter es MIO. Resalté. Introduje mis dedos en su ojo. Arrancandoselo. Ella lloraba. Yo disfrutaba. Le sangraba toda la cara. La desaté llevandola a una cabaña, había creado esa cabaña especialmente para torturar. Iba a morir dentro de poco. Tenía el higado penetrado. Agujereado.
La senté en una silla. La até de manos, pies, y boca. Como ella seguía siendo humana, le quité el brazalete. Haciendo que vuelva a ser una sirena. Ví su preciosa cola azul brillante. Me agaché para observarla mejor. Acaricié un poco la cola. Y con un machete la corté. Adiós colita.