Dilan

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-Princesa, tengo que irme a resolver unos asuntos. Tardaré poco.

-De acuerdo, iré a pasear por ahí. Me dió un beso y se fue en su dirección y yo en la mia. Caminé varios km, me adentré en los bosques. Observando la naturaleza, escuché sollozar a alguien.

-Quien hay ahí!? Exclamé mirando entre los árboles. Miré abajo y vi a un niño pequeño cubriendose la cara. El niño tenía sobre siete u ocho años. Me agaché a ver al niño. Era castaño con ojos grandes color marrón oscuro.

-Como te llamas pequeñín? Dije con voz dulce.

-M-me llamo D-Dilan. Con lágrimas en los ojos el niño me miró asustado.

-Cuantos años tienes?

-S-siete...

-Como has llegado hasta aquí Dilan? Pregunté levantandolo del suelo. Con pena.

-Una sombra, una sombra mala. Me hizo un gesto con las manos queriendo que lo aupara. Lo cogí en brazos y como un koala se aferró a mi.

-Tengo miedo... Comentó en voz baja.

-Ahora estás a salvo enano. Acaricié su cabeza y revolví su pelo. Me miró con esperanzas, sus ojos se iluminaron y se agrandaron.

-Vas a ser mi nueva mama? Me preguntó sonriendo. Le sonreí tiernamente y con la mano apoyé su cabeza en mi hombro llevándolo al campamento.

-Si, pequeñín, los niños perdidos y yo te cuidaremos.

-Cuál es tu nombre? Me preguntó.

-_____, ese es mi nombre. El pequeño sonrió y no dijo nada hasta llegar al campamento. Al llegar todos los niños quedaron alucinados.

-Peter! Peter! Grité. El apareció de la nada delante de mi.

-Si princesa? Miró al niño con extrañeza. Sin entender nada me miró a mi.

-Lo ha traído sombra. Debemos cuidarlo. Dije en voz baja. Peter accedió. Y se subió encima de una roca.

-Niños perdidos! Presten atención! Tenemos un nuevo niño perdido, lo cuidareís, enseñaréis y educareís. Todos los niños gritarón celebrando que tenian un nuevo compañero de aventuras.

-Corre pequeñín vé con ellos, son tu nueva familia. Lo bajé de mis brazos con cuidado y se fue corriendo alegre a jugar con los niños.

-Tened cuidado solo tiene siete años! Les grité desde lejos a los niños. Peter rió.

-Aquí da igual la edad que tengas, vas a acabar siendo un cabra igual. Comentó Peter. El, Félix y yo nos sentamos en un tronco, para así contarles como encontré al niño. Al anochecer. Pan estaba tocando su flauta como de costumbre, los niños pequeños revoloteados, Félix y yo conversando. Hasta que sentí un tirón en mi brazo.

-____, tengo mucho sueño. Le ví la cara, estaba agotado, claro estuvo jugando todo el día con los niños.

-Ven aquí pequeñajo. Lo subí en mi regazo, el tumbandose en mi, apoyando la cabeza en mi pecho, de lado, y yo cogiéndole como un bebé, quedó totalmente dormido. Seguí conversando con Félix. Noté una mirada, Pan no me dejaba de mirar con los ojos entrecerrados. Se acercó a mi.

-Estoy empezando a sentir celos de ese renacuajo. Me dijo sentandose a mi lado.

- Ay mi celoso...Añadí cogiendo su barbilla y dandole besos en los labios.

-Sabes que eres mi prioridad. Solté mirándole a los ojos.

-Que asco voy a vomitar. Soltó Félix rodando los ojos.

-Calla que te enjaulo. Respondió Peter mirándole con expresión de matarlo. Me reí a carcajadas devolviendo mi brazo en Dilan.

-Donde dormirá Dilan está noche? Pregunté en voz baja.

-Dormirá con algún niño perdido hasta que construyamos su cabaña.

-No puede dormir conmigo? Pregunté con ojos de cachorro.

-No, eres mía, solo puedes dormir conmigo, solo yo puedo tenerte. Respondió cogiendome de la cara, mirandome seriamente.

-No puedo creer que estes celoso de un niño de siete años. Dije riendome negando con la cabeza. Pan rodó los ojos, con sonrisa divertida.

-Porque no vienes un rato a jugar conmigo? Me guiñó un ojo, señalandome con la cabeza que vaya con el.

-Me encantaría, pero estoy cuidando del enano. Le devolví el guiño.

-Ugh... Nick! Ven! Exclamó Peter. Nick vino observando que yo estaba con el, mirandome de arriba a abajo con cara de asco respondió.

-Si Pan?

-Llevate a Dilan, dormirá contigo esta noche. Pan se levantó, acercandose a Nick. Le cogió del cuello, apretandolo, y se acercó a su oído.

-Ah, y no vuelvas a mirar a mi chica así, tus miraditas te pueden costar caro. Le advirtió a Nick. Nick asintió con la cabeza, rojo sin poder respirar, Pan le soltó dandole una mirada de advertencia.
Rodé mis ojos, sabiendo que se había pasado. Pero por otra parte me gustaba porque así todos me tenían respeto. Le dí al niño en brazos para que lo lleve.

-Podríamos jugar a verdad o reto. Añadí.

-Me parece bien.

-Niños! Jugarémos a verdad o reto. Ni siquiera lo preguntó fue más una orden. Pero los niños se alegrarón. Les gustaba ese juego.
Fuimos con todos los niños. Poniendonos en circulo.

-Bien, comenzemos. Soltó Pan.



Peter Pan y su Niña Perdida. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora