En el mundo de la mafia no existen los buenos y los malos, solo personas que a lo largo del tiempo son capaces de conseguir lo que quieren de maneras poco ortodoxas.
Tengo una única oportunidad de salvar a mi clan de un desastroso caos.
¿Pero... qui...
El club privado donde todos los mafiosos toman su desayuno está demasiado lleno. Esta situado en una explanada la cual si no sabes su paradero es muy complicado llegar a encontrarla, por fuera y por dentro es lujosa de todas las maneras y es enorme, tanto que tiene dos plantas con ventanales considerablemente grandes.
—Volviendo al tema, nuestros transportes están siendo interceptados últimamente por alguien a quien desconocemos su identidad, estamos buscando en cielo, tierra y mar a los causantes de ello. Y tenemos ciertas sospechas de que pueda ser un infiltrado —dijo en un tono serio Dimitri.
Vladimir frunce el ceño y Aleik simplemente no mueve ni las pestañas, tampoco es que tenga una buena vista de sus ojos que los cubre sus gafas de sol la mayoría del tiempo.
He convocado una reunión con ellos dado los robos que se han estado produciendo, y nos parece extraño que esto esté pasando porque nuestra seguridad es máxima, gracias a los equipos que Dimitri y los hombres que los controlan.
—Deberíamos interrogarlos a todos y si no quieren hablar los torturamos hasta la muerte —musitó
—Aleik me parece tentadora tu oferta pero no vamos a ir a por los nuestros —digo autoritariamente —Veréis tengo planeado algo y esto es lo que vamos a hacer...
Horas después de dejar claro que tiene que hacer cada uno salimos de ahí. Antes de que pudiera abrir el coche Dimitri me llama.
—¿Niko vas a ir a por tu mujer cierto? —pregunta elevando las cejas en un vaivén.
No tengo ni idea de cómo se entera de cada puñetera cosa.
—No vas a venir conmigo.
—¡Oh vamos! Soy tu mejor amigo lo justo es que la conozca primero, además ayer la viste.
No queda nada de la seriedad con la que hablábamos hace un par de horas, me pone de los nervios y más me pondrá si no viene.
—Sube al puto coche, pero te advierto tócala y te arrancaré la mano ¿me has entendido?
—Sí, señor —imita el saludo militar.
Su sonrisa se extiende cada vez más y dice.
—Ya veo que te quedarás con ella eh.
Mi silencio es suficiente respuesta para que entienda que me importa una mierda lo que está diciendo.
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Evelyn
He tenido que venir a casa con la excusa de que no me encuentro en condiciones de trabajar por un virus, mi jefa siempre se preocupa por sus empleadas y me ha sentado fatal tener que mentirle así pero no puedo dejar que él se entere de que tengo un trabajo, haría que inmediatamente me despidieran.
