Capítulo 2

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Evelyn


Soy tirada al asiento copiloto de lo que deduzco es su coche y eso solo me enfurece más.

—¡Quién te crees que eres imbécil, suéltame!

Mientras yo solo soltaba improperios, el me abrochaba el cinturón sin expresión alguna. Cerró la puerta y puso el pestillo para que no escapara, menudo capullo, se subió al coche y con el mi esperanza de escapar.

Puede que no parezca muy razonable pero me quedé de brazos cruzados con el ceño fruncido sin hablar mientras el conducía, ni siquiera quería mirarlo a la cara, era demasiado guapo e imbécil.

El coche paro y yo seguía de la misma postura, su toque me invadió.

—Dulzura mírame —ordenó con una voz demandante, su mano cogió mi barbilla haciéndome girar la cabeza a regañadientes.

—No puedes ir a esos sitios sola, ¿Me entiendes?, no eres como las demás personas, te pones en peligro y a la próxima no estaré yo para rescatarte—, sus ojos absorbían mi alma, me miraba de una manera que no podía describir pero hacia que se me pusieran los pelos de punta.

—No estaba en peligro ni he pedido que me rescataras —digo con un tono de voz mordaz —, te has comportado como un cavernícola y ni siquiera te conozco, todavía no estamos casados así que no tienes derecho ni a tocarme.

Sus ojos chisporroteaban de ira, se acercó demasiado a mi cara casi chocando nuestras narices, manteniendo mi cabeza en el sitio. Su agarre se apretaba cada vez más a medida que hablaba.

—Acaso he pedido tu opinión Dulzura.

Mi ceño se frunce ante ese apodo por el que me hace llamar.

—No soy tú dulzura imbécil.

—Atrevete a insultarme otra vez —dijo en un susurro demasiado amenazador.

Sus ojos conectaban con los míos cada vez con más intensidad esperando a que dijera algo.

—Imbe-

Antes de que pudiera terminar lo que quería decir, él prácticamente se había abalanzado hacía mí. Sus labios con los míos se movían sin previo aviso. Intenté quitármelo de encima sin corresponder pero él me mordió el labio provocando que mi boca se abra y le dé permiso para que su lengua juegue con la mía.

No fue hasta que se quedó sin aliento qué se alejó y yo no podía estar más roja de furia y vergüenza al haber recibido mi primer beso por este imbécil.

—Aver si esto te recuerda de quién eres—, una sonrisa siniestra y atractiva fue plasmada en su rostro dejándome atónita.

Furiosa eso es como me sentía ahora mismo junto con un sentimiento que no quería admitir.

Giré la cabeza a la ventana mientras tanto el coche se ponía en movimiento.

Las rejas de la entrada de mi casa son abiertas por los de seguridad, al vernos dentro del coche nos dejan pasar y lo aparca en una zona donde no molesta.

Sale del coche y yo imito sus movimientos, fijándome en el coche que no me he detenido a mirar, mi mandíbula cae al suelo al tener en frente tremendo coche. Nunca me ha entusiasmado saber mucho de coches pero si puedo decir que es un Lamborghini color gris oscuro precioso, sería el sueño de todo el mundo.

Oscura Atracción +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora