8

227 13 0
                                    

Al despertar, Inglaterra se encontró a sí mismo en el sofá.

Sentía la mente nublada, el rostro caliente, la respiración honda y lenta, el cuerpo entumecido y un par de manos que no dejaban de frotar de frotar la increíblemente hinchada barriga.

Se dió la libertad de disfrutar la sensación de las cálidas manos que recorrían toda la superficie de su abdomen mientras poco a poco su mente se esclarecía recordando los hechos y recobrando sus sentidos.


-Maldición... *burp* -sé quejó- ¿Qué sucede con ustedes? Primero Francia y ahora tú... ugh... ¿quieres que exploté o que esté tan gordo que no pueda moverme?... Demonios *burp*... creo que están cerca de conseguir lo último...

-Inglaterra, yo... lo siento... -respondió América con una expresión lúgubre.

-Como sea, *burp* soló sigue sobando...

-De verdad lo siento... -continuó América- Yo... perdí la cabeza. No tenía planeado forzarte a comer así. Aunque no puedo negar que si quería que comieras hasta no poder más todo lo que había preparado para tí. Es solo que, cuando te ví con él y... bueno pues... yo... estaba celoso...

-¿Celoso? ¿Por qué diablos estarías celoso?

-Es solo qué... bueno pues... los he visto en buenos términos últimamente y escuche que han estado reuniéndose constantemente...

-¿Hablas de Francia? Mmm... Bueno, es cierto que nos hemos visto bastante seguido. Últimamente viene aquí y bueno... no lo he insultado ni golpeado en un largo tiempo, así que podría decirse que estamos en buenos términos...

-Entonces es cierto. Tu y Francia están... saliendo juntos

-Huh? *burp* Solamente hemos salido juntos hoy a ese restauran. . .


Antes de que Inglaterra terminará de hablar su mente comenzó a procesar las cosas.

Hablaban de Francia. América estaba celoso.

AMÉRICA ESTABA   C E L O S O

¿De quién? ¿De él?

¿Le molestaba que se reuniera y saliera con Francia?

América estaba... ¿enamorado de Francia?

Sobresaltado, Inglaterra enderezó su espalda cuanto le fue posible y miró directo a los ojos del chico que tenía una expresión de confusión y sorpresa en el rostro.

¿Estaba América enamorado de Francia?

Su mente trataba de unir las piezas del rompecabezas


-Tiene sentido... -pensó- América se entera de mis reuniones secretas con Francia. Decide hacerme engordar para que él me encuentre desagradable y hace que mi barriga sea tan grande que desgarre por completo la preciada ropa que Francia hizo.


Al llegar a esta conclusión, Inglaterra sintió un amargo sentimiento dentro de su pecho. Quería explicarle la situación a América, pero... pensar en ver el rostro feliz de América al enterarse que no tenía esa clase de relación con Francia... No, no soportaría ver eso.

¿De qué habían servido todas las clases de cocina? Sus esfuerzos se irían a la basura, pues aún no se sentía listo para competir con la comida de Francia. No podría conquistar a América de esa forma... ¿qué le quedaba entonces?

Francia era apuesto, divertido y sabía cocinar bien, mientras que él aún no dominaba la cocina, era aburrido y tenía una barriga tan grande que... América nunca se fijaría en él. Simplemente no tenía oportunidad. Estaba perdido.


-¡Inglaterra! ¡¿Estás bien?! ¡¿Te duele mucho?!


América entró en pánico al ver a Inglaterra incapaz de contener las lágrimas


-Shhh... ya, ya, todo está bien -dijo frotando desesperadamente para que disminuyera el dolor- Tranquilo, el dolor pasará pronto. Te conseguiré algo de medicina para él dolor, seguiré frotando tu barriga y me quedaré contigo hasta que todo pase.

-América... -lloró Inglaterra- Él y yo no estamos... no estamos... no... por favor... ¡Dame una oportunidad, por favor! Te prometo que aprenderé a cocinar, te preparé cientos de tus platillos favoritos. Dejaré de quejarme tanto. Intentaré ser una persona más interesante y divertida para que no te aburras de mí. Me pondré a dieta, haré ejercicio, me vestiré diferente e incluso intentaré reducir el tamaño de mis cejas. Seré apuesto para que no te avergüences de estar conmigo.

-¡¿Eh?! ¡¿Q-qué estás diciendo?!

-Sé que no soy tan bueno como Francia, pero me esforzaré en serlo. Así que, por favor, dame una. . .


Sus labios se detuvieron, no pudieron terminar de pronunciar aquellas palabras. Sentía su lengua, sentía su cálido par de labios que le arrebataban el aliento.


-No... -suspiró América terminando el beso- No entiendo lo que dices. Yo he venido hasta aquí para rogarte una oportunidad. Quería hacerte probar mi comida y demostrarte que es más deliciosa que la de Francia, quería prometerte que cuidaría de ti, que discutiría menos contigo, que aprendería a cuidar de las plantas de tu jardín y muchas cosas más.

-América...

-No entiendo porqué tendrías que cambiar tú. Eres adorable cuando te enojas, eres tan interesante que no te saco de mi mente, tu cuerpo es hermosamente irresistible aun con esta enorme barriga y en cuanto a tus cejas... bueno, también son perfectas en tí.

-¿Entonces no estás enamorado de Francia? -los ojos de Inglaterra brillaron con esperanza.

-Para nada. De hecho, yo pensé que tú lo estabas

-¿Entonces estabas celoso de él?

-Pues, sí... ha estado sucediendo algo entre ustedes y terminé imaginando que tenían, ya sabes, esa clase de relación...

-¡Clases de cocina! -exclamó Inglaterra cerrando los ojos con su rostro sonrojado

-¿Qué?

-Yo... quería preparar cosas deliciosas para tí. Quería recibir tus elogios y verte disfrutar de mi comida, así que le pedí a Francia que me diera clases de cocina...


América escuchó atentamente como Inglaterra relataba los hechos de los últimos meses. El cómo surgió su acuerdo con Francia, las reglas establecidas, su mejoras y la lección especial de aquel día.

Aliviados al esclarecer la situación, ambos se miraron fijamente a los ojos sabiendo que solo les quedaba un asunto a tratar: 

Si ninguno estaba enamorado de Francia y ambos deseaban tener la oportunidad de estar juntos él con el otro, entonces eso significaba que...


-¿Quieres ser mi... novio? -preguntó América tímidamente


Olvidando el estado de su cuerpo, Inglaterra quiso lanzarse a los brazos de América para responderle, pero como era de esperarse su peso superó sus fuerzas y cayó al suelo.

América rió al ver la reacción de Inglaterra y se tiró al suelo también para quedar a su lado. Miró fijamente el rostro sonrojado de Inglaterra pensando en todo el tiempo que había esperado por ese momento y entonces lo besó como siempre había deseado hacerlo.

CLASES DE COCINADonde viven las historias. Descúbrelo ahora