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Y así es como Francia perdió la gran fortuna que había hecho.

Cuando el hombre regresó con otro camión lleno de comida, decidió que si él no podía estar plenamente feliz en ese momento, al menos permitiría que su barriga lo estuviera.

Comió, comió y comió hasta no poder más. Aquello que no pudo comer fue dado a América, quien por su puesto no se opuso a ello.

Pronto, Francia se encontró en el mismo predicamento que los otros dos, pues levantarse o moverse quedó completamente fuera de sus posibilidades. No fue hasta el día siguiente, cuando ninguno de los jefes de los tres pudo ponerse en contacto con ellos que enviaron a sus asistentes a buscarlos y los encontraron en tales circunstancias.

Primero, se vieron en la necesidad de enviar personal para ayudar a levantar a Francia. Luego, derribaron la pared de la cocina para liberar a Inglaterra y la de la habitación para poder sacar a América.

Sus jefes discutieron buscando al responsable, y finalmente declararon a Francia culpable por haber iniciado y lucrado con toda esta situación. Debido a ello, como castigo le hicieron pagar todos los gastos, incluyendo los del transporte que lo llevó de vuelta a su casa.

Además, como la casa de Inglaterra terminó sin varias paredes, fue trasladado a un gran almacén con suficiente espacio para él y América, quien se quedaría allí hasta que su jefe consiguieron un buque para trasladarlo a través del océano hasta su casa.

Todo esto también, pagado por Francia.

Así, todos los negocios de Francia fracasaron, pues al enterarse los jefes de las otras naciones sobre este asunto, se percataron de que estas pronto estarían en las mismas circunstancias si no hacían algo al respecto pronto.

Todas las naciones se vieron obligadas a hacer dieta y a ejercitarse con el objetivo de perder todo el peso extra que habían ganado antes de la siguiente reunión.

Pasaron los meses y dicha reunión llegó.

En cuanto entró a la sala, Francia sintió las miradas caer sobre él. Escuchaba como se susurraban entre ellos sobre los rumores que circulaban por allí.


-Escuche que tuvieron que derribar las paredes -dijo alguien.

-Yo escuche que América estaba tan gordo que incluso derribaron parte del techo para poder sacarlo y se necesitaron 100 hombres para moverlo.

-Dicen que su jefe ha hecho todo lo posible para ocultar cuál era su peso, pero no estaba lejos del de una ballena.

-Tengo entendido que su barriga era del tamaño de un asteroide


Los rumores seguían esparciéndose, algunos falsos y otros ciertos, pero Francia no le daba importancia. Sin embargo, no podía ignorar las miradas de los demás.

Sentía que algunos le observaban con desaprobación, pues gracias a la presión de sus jefes, la mayoría había vuelto a su peso original. En cambio, él aún necesitaba dos sillas y ropas extra grandes.


-¡Ha! No puedo creerlo... -se mofaba Francia- Hace no mucho estaban tan gordos como yo. Incluso algunos de ellos, también ocupan dos sillas aun. Finlandia es un buen ejemplo de ello.


De pronto la sala quedó en total silencio. Todas las miradas se dirigieron a la puerta que fue abierta de par en par por Inglaterra. Detrás de él, América avanzaba lentamente por la sala debido a su peso montado sobre un scooter eléctrico el cual en gran parte era cubierto por la enorme barriga.

CLASES DE COCINADonde viven las historias. Descúbrelo ahora