CAPÍTULO 3: ¡RENUNCIO!

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La semana transcurrió rápidamente entre casos de oficina y diligencias mínimas en las instalaciones de Porter LLP distrayéndome de mi vida personal. Liam ha intentado contactarme por cientos de llamadas y mensajes que me he visto en la necesidad de bloquear. Los ramos florales no paran de llegar a mi oficina con cartas de amor firmadas por él. Suprimo el impulso de tirar todos esos horribles arreglos a la basura. No puedo creer que me haya ignorado las mil veces que le dije cuanto odio las flores.

Me balanceo en mi asiento detrás del escritorio de cristal que abarca la mayor parte de espacio en mi oficina. Siendo una de las más solicitadas por los clientes del Bufete, debería gozar de ciertos privilegios, como una oficina más grande, con una sala de estar donde pudiera charlar cómodamente con mis clientes y que no me preocupe por invadir su espacio personal con solo estirar las piernas. Sin embargo, el señor Porter opina lo contrario.

La puerta se abre y aparece Rita, mi asistente abanicándose la cara con los papeles en su mano. Sonrío con su divertida manera de vestirse con colores chillantes y accesorios llamativos que resaltan su tono de piel.

– La señora Hills quiere que aceleremos la firma del divorcio y se agregue la casa de playa a la lista de peticiones – me informa al verse ignorada con su comentario anterior.

Coloca los documentos en mi escritorio.

– ¿La casa de playa? Debería pedir la casa donde vive su prima y amante de su marido. – digo divertida mientras le doy una hojeada a su expediente.

– ¡El muy cabrón le fue infiel con su prima por años mientras a ella la golpeaba y humillaba frente a sus hijos! – Rita se toma muy personal estos casos, me enternece verla llegar al borde de las lágrimas cada vez que debo llevar un caso similar. Yo solía ser así de sentimental, solía tener que tragarme las lágrimas y tomarme un minuto para aclararme la garganta ates de que mi voz se quebrara en un juicio. Pero ya no. Esta carrera no está hecha para los débiles y mi piel tuvo que endurecerse para poder seguir en el ruedo o me despellejarían. Sigo sintiendo demasiado solamente que ahora lo focalizo en obtener la justicia que mis clientes merecen –. Dime que lo dejarás en la calle – suplica.

La miro con una sonrisa maliciosa y me miro las uñas, alardeando.

– La casa de playa será el menor de sus problemas en el juicio – digo convencida y, lo acepto, un poco altanera –. Debió firmar el divorcio donde Alice solo pedía la casa donde crecieron sus hijos y la manutención para ellos y no llevarnos a juicio.

– La puta diosa de los juicios contra millonarios – dice mientras aplaude y da saltitos.

– Cítala el día de mañana después de medio día para pulir detalles – cierro el expediente.

– Liv, la señora Emily envió un correo con una reservación en el M&B Hotel en las vegas y los boletos de avión para el viernes dos de octubre.

Sonrío por la eficiencia de mi amiga. La emoción al recordar el viaje con ellas me hace sentir un cosquilleo en el estómago.

Esos viajes me hacen recargar pilas para todo el año, más que alcohol y fiestas – que si hay mucho de eso –, es la complicidad de mis mejores amigas y el volver a ser solo nosotras tres sin importar el mundo.

– Has un depósito a Emily con la cantidad total de la reservación y los vuelos y reagenda todas mis citas de esas fechas.

Rita asiente y se marcha, reviso los contratos y las demandas en curso de mis clientes y cuando menos me doy cuenta, el día ha acabado. Tomo mis cosas del escritorio y mi bolso rosa el marco con la foto sobre mi escritorio haciendo que caiga. Me reprimo por mi torpeza recogiendo el marco sano y salvo y antes de ponerlo en su lugar analizo la foto de Liam y yo, en las calles de Washington el invierno pasado con la nostalgia vibrando en mi pecho. Paso mis dedos sobre ella y siento un nudo en la garganta al no poder recordar un momento en el que me sintiera completamente feliz a su lado.

INMINENTE ATRACCIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora