CAPÍTULO 9: JUGUEMOS.

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Pido al camarero, que atiende detrás de la barra, que rellene mi chupito de tequila como lo ha hecho un par de veces antes.

Hace más de media hora que llegué al bar del hotel y me decidí a ahogar mis penas en la barra decidida a ignorar las miradas de todos los presentes que seguramente piensan que he perdido la cabeza por como estoy vestida o tal vez que estoy tan destrozada que no me importa. Hay algo de verdad en ambas teorías.

– Habrá alguien que venga a pagar o... – dice el rubio detrás de la barra mirando a mi alrededor con angustia.

Retiro la mirada de mi vaso y la dirijo hacia el con una ceja alzada. Él enocje los hombros y alza las manos en señal de paz como diciéndome "hey, yo solo hago mi trabajo". Suspiro mientras alcanzo mi bolso y rebusco en su interior.

– ¿Cuál es tu nombre? – pregunto más sobria de lo que quisiera estar.

– Henry – contesta sonriente y aliviado de que no sea una de esas ebrias difíciles de tratar.

– Pues, Henry – saco mi tarjeta de crédito y la extiendo hacia él con dos dedos – deja de preocuparte por la cuenta y solo mantente atento a que este vaso no esté vacío nunca – agito mi vaso y el tintinar de los hielos avisa que no hay liquido adentro.

Henry toma la tarjeta y me dedica una mirada de diversión mientras toma la botella para rellenar mi vaso.

– Mal de amores ¿eh?

– ¿También me cobrarás por hacerla de psicólogo? – bromeo tomando el vaso en cuanto termina de servirlo.

– Podría, pero solo cargaré una muy buena propina – se recarga con los codos sobre la barra esperando de mi anécdota, giro los ojos y bufo divertida por su atención a lo que podrían ser problemas menores comparados con lo que seguramente escucha detrás de esa barra. Apoyo mi codo en la barra y ahueco mi mejilla con la palma de mi mano, suspiro antes de decidir darle algo de que hablar al joven camarero.

– Un completo imbécil que aparentó amarme para su propio beneficio – rio con amargura –. Era atento, detallista, experto leyes, y con sonrisa encantadora y también un idiota acomplejado que traicionó mi confianza.

Estúpidos hombres y su capacidad de engañar.

Obedece a tu madre y no generalices, Olivia.

– Todo un ken – dice Henry. Lo miro curiosa y él se aclara la garganta incomodo –. Ya sabes, el novio de Barbie, el hombre perfecto y sonriente – explica mientras mezcla algunos liquidos y los vacía en vasos de cristal agrupados frente a él.

Capto la referencia y hecho mi cabeza hacia atrás mientras suelto una carcajada que apacigua lo amargo de mencionar mi fracaso amoroso. Tal y como Henry lo describe, Liam pudo haber sido un Ken en toda la regla. Tan pulcro, recatado y con su estúpida sonrisa de portada de revista. Lastima que todo eso es una fachada para ocultar el narcisista en potencia que lleva dentro que no seria capaz de preocuparse por nadie mas que por el aunque su vida dependiera de eso.

– Pues... resulta que esta Barbie no es suficiente para Ken – tomo de golpe el chupito que el vuelve a rellenar en seguida.

– Siempre he pensado que Barbie iba mejor con Max Steel – dice una voz masculina y rasposa a mi lado que me hace voltear enseguida con los ojos muy abiertos.

Ni siquiera me había percatado de que un hombre estaba a mi lado escuchando. La vergüenza hace que mis mejillas y todo mi cuello se calienten y Henry lo nota riendo por lo bajo.

Trato de enfocar en su dirección, aunque las luces tenues y mi alcoholismo lo hacen una tarea difícil, pero cuando lo hago ¡oh dios mío! ¡Santo adonis! Es un hombre que, aun sentado denota su gran altura, con camisa negra ceñida a los grandes y trabajados músculos de sus brazos y pecho. Tiene la camisa abierta de los primeros tres botones, dejando ver la tinta en su piel que comienza por su pecho y se esconde hasta sus hombros lo que me hace adivinar que lleva todo el pecho tatuado. Subo la mirada hasta su rostro y siento un escalofrío desde la espina dorsal hasta partes más íntimas de mi cuerpo. Su mandíbula es gruesa y marcada con rastros de barba recién afeitada, nariz fina, aunque un poco torcida, facciones varoniles y toscas, labios carnosos, lleva el cabello castaño oscuro despeinado y cae libre sobre su frente.

INMINENTE ATRACCIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora