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-Los alfas y los omegas pueden ser amigos.

Así me gusta, Taehyung. Directo al grano.

-Yo solo digo que es perfectamente posible que un alfa y un omega sean

amigos. Nunca he entendido cuál es el problema. O sea, sí, hemos tenido que

soportar un montón de preguntas estúpidas.

Ah, ya, las preguntas.

-"¿Están saliendo?" "¿No? ¿Y por qué?" "Pero algún beso sí se habrán dado, ¿no?" "O lo habrán considerado..." "¿Hoseok, y cómo pudiste resistirte a los increíbles encantos de Taehyung?"

-Nadie me preguntó eso.

-No sé, yo...

-Bueno, pues yo sí. Y nunca me lo preguntaron. Jamás.

-Bueno, está bien. Sea como sea, reconozco que no todo salió bien. Tuvimos

algún que otro problemilla.

-¡¿Algún que otro problemilla?!

-Está bien, bastantes problemas. Pero mira cómo terminó todo. Cuando llegué a

la escuela, en sexto, ambos dimos por sentado que no volveríamos a

intercambiar palabra después de aquel primer día. Sobre todo tú, porque

enloqueciste por mí en cuanto me viste.

-¿Te refieres al día que estoy pensando?

-Sí.

-Oh, cuánto lo siento. Me parece que alucinas.

-No alucino. Abundan los adjetivos para describirme: genial, rudo, viril...

¿Quieres que siga?

-Te lo concedo. Eres genial. Pero alucinas.


*******


Seguro que soy el único omega del mundo que deseaba que terminaran las vacaciones.

Durante los meses de verano, tenía demasiado tiempo libre, lo cual implica demasiado

tiempo para pensar, sobre todo si eres un omega de once años en pleno duelo. No veía el momento de empezar séptimo. Ponerme a estudiar mucho. Pasar menos tiempo a solas.

Al principio de las vacaciones, me arrepentí de haber rechazado la invitación de mí

papá de pasar el verano en Irlanda con la familia de mi mamá, pero es que sabía que

allí todo me recordaría a ella. Aunque para recordarla me bastaba con mirarme al

espejo.

El caso es que la escuela era mi única vía de escape. Cuando me dieron el recado de

que pasara a la dirección antes de clase, temí que me esperara otro curso lleno de

visitas obligatorias al psicoterapeuta escolar, de miradas compasivas por parte de mis

compañeros y de maestros bienintencionados, pero algo despistados, empeñados en

decirme lo importante que era "mantener vivo su recuerdo".

Como si pudiera olvidarla.

Aquella mañana, no estaba para muchos dramas. Ya tenía bastante con enfrentarme a

¿Simplemente amigos? (VHOPE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora