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-Esa actitud positiva dice mucho en tu favor.

-Sí, soy el rey del optimismo.

-Bueno, yo no lo expresaría así.

-Estaba siendo sarcástico.

-No me digas...

-Habría hecho mejor en desconfiar en vez de dar por supuesto que todo iba a ir bien.

-Algunos lo llamarían pasar de todo.

-O ser poco realista. Lo que te parezca mejor.

-Exacto. Lo que me parezca mejor.


*******


De haber sabido que un corte de pelo me iba a convertir en un imán para los omegas, me

habría rasurado la cabeza en cuanto llegué a Wisconsin.

Desde el primer momento, me di cuenta de que Jimin se comportaba de manera distinta, pero di por supuesto que su actitud se debía a que Hoseok no estaba presente.

Luego empezó a hacer todas esas cosas que hacen los omegas para informarte que están interesados en ti. Se moría de risa cada vez que yo abría la boca, aunque no hubiera dicho nada especialmente divertido. No paraba de tocarme el brazo y de mirarme a los ojos. Al principio, pensé que quizá se le había aflojado un tornillo durante el verano, pero luego caí en cuenta: Jimin estaba coqueteando.

No digo que fuera la primera vez que un omega tonteaba conmigo. En casa había salido con unos cuantos. Sin embargo, desde que había llegado al país del queso, ninguno me había prestado atención en ese sentido.

No estaba seguro de si contarle a Hoseok lo de Jimin. O sea, sabía que Hoseok y yo solo éramos amigos, pero la gente siempre daba por supuesto que andábamos. Y cuando lo hacían, Hoseok fruncía la nariz o fingía que la mera idea le producía arcadas. Lo cual no era nada halagador, pero yo entendía por qué lo hacía.

Y cuando Hoseok me dijo que Jimin estaba interesado en mí e incluso me ayudó a pedirle que saliera conmigo, lo tuve claro. Hoseok y yo nunca seríamos pareja. Solo éramos amigos. No quería nada más de mí. Y quizá fuera mejor para los dos que nuestra relación no pasara de ahí.

A mí me parecía bien. Sobre todo porque era mi mejor amigo aquí en Wisconsin.

Decidí darle una sorpresa después de la escuela. Le dije a mi mamá que no viniera a buscarnos para poder estar a solas con el.

—¿A dónde vamos? —me preguntó cuando tomé un desvío a la izquierda en lugar de doblar a la derecha.

—Es una sorpresa.

Lo agarré por el codo y lo guie calle abajo.

—Está bien —lo dijo como si no se fiara de mí—. ¿Ya sabes lo que van a hacer el viernes?

—¿A quién le importa?

Aquella semana, había repetido esa misma frase hasta el cansancio. Cada vez que Hoseok se interesaba por mi inminente cita, yo me preguntaba si lo hacía por mera curiosidad o si me estaba sonsacando información para pasársela a Jimin.

—A mí. Lo preguntaba por si no sabías qué hacer.

—Oh —me sentí un bobo por haberme puesto paranoico—. Pensaba ir a comer algo y al cine. ¿Te parece aburrido?

—A mí me parece bien. Por aquí no hay muchas más opciones.

—Ya, en casa tampoco.

Advertí que Hoseok se crispaba. Estuve a punto de preguntarle si había hecho algo que le molestara, pero ya llegábamos a nuestro destino.

¿Simplemente amigos? (VHOPE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora