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-¿De verdad piensas que mi mamá se ofreció a llevarte por compasión?

-Ya no. Ahora sé que tu mamá es la definición personificada de "increíble". De tal palo, tal astilla.

-¿Cómo crees?

-Pero reconoces que si tú me invitaste a sentarme con ustedes fue por lástima.

-Pues sí.

-¿Lo ves? Se supone que debes mentir y decir que querías platicar conmigo porque pensaste que yo era un chico genial.

-¿Me estás pidiendo que mienta?

-Mm... Sí. Los amigos mienten para que el otro se sienta bien. ¿No lo sabías?

-¿Ya te dije que hoy estás muy guapo?

-Gracias, yo... Eh, un momento.


*******


La primera vez que mis papás me dijeron que nos mudábamos a Wisconsin, me quedé

hecho polvo. O sea, ¿tenía que dejar atrás a mis amigos y toda mi vida solo porque a mí papá lo habían ascendido? ¿Por qué no podíamos quedarnos en Santa Mónica, donde

hacía buen tiempo y había unas olas brutales?

Luego, me di cuenta de que empezaría de cero. Siempre había envidiado a los chicos

nuevos que llegaban a la escuela. Todo el mundo les hacía caso. Los envolvía un aura

de misterio. Podían convertirse en la persona que quisieran. Así que, a lo mejor, la idea

de mudarse no era tan mala. Me iba a convertir en un forastero procedente de una tierra extraña. ¿Qué omega se resiste a eso?

Y por fin llegué a Wisconsin.

Cuando la directora me presentó a Hoseok, me puse nervioso, porque era muy

bonito. En seguida, al cabo de unos 2.5 segundos, me hizo saber que no le interesaba en

lo más mínimo. Si le hubiera dado un vaso de leche, se le habría congelado en la mano

en menos de un minuto. Así de frío fue.

Supuse que no volvería a hablarme y me centré en los chicos de la escuela. De todos modos, los alfas siempre se llevan mejor que los omegas.

Aquel primer día, justo antes de comer, me acerqué a un grupo de chicos, me

presenté e intenté aparentar que controlaba la situación. Sin embargo, estoy seguro de

que apestaba a desesperación por todos lados. Me di cuenta enseguida de que Yoongi,

ese mala sangre, era el cabecilla del curso. Iba a todas partes acompañado de un grupo

de tres o cuatro chicos y todos llevaban una playera de no sé qué equipo de Wisconsin.

Yoongi vestía una sudadera de los Badgers y jeans por la rodilla. Medía más de metro

ochenta y le pasaba una cabeza a todo el mundo, incluidos casi todos los maestros. No

estaba delgado, pero tampoco gordo; sencillamente, era un tipo grande.

Cuando me acerqué a él, me miró de arriba abajo y me soltó: "¿Qué te pasa?", antes

¿Simplemente amigos? (VHOPE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora