Capítulo 10: Derek

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Cuando acabamos de cenar, le propongo a Sharon ir a ver una película a mi habitación para poder dejar a Elizabeth y mi hermano intimidad.

Sharon es una chica realmente interesante, simpática y guapa... pero, para ser sincero, no es mi tipo. No suelo fijarme en chicas como ella, excéntricas y que hablan por los codos, sino en las que son más parecidas a mí: frías y distantes... como Els.

Els tiene algo que no sé qué es. Es guapa, sí, pero no tiene nada que ver con su físico. Tiene algo que me atrae, que hace que cuando pasa por mi lado tenga que mirarla dos veces, que me sea muy difícil no pensar en ella constantemente. Ya lo he dicho, no sé qué es, pero tampoco tengo intención de averiguarlo. A ella le gusta Jake, es muy fácil de ver.

Lo he tenido claro en cuanto la he visto entrar por la puerta de casa. Llevaba la misma expresión de siempre: ceño levemente fruncido, labios apretados, mirada perdida. Pero en cuanto ha visto a Jake, su cara ha cambiado completamente. Sus facciones se han relajado, ha aparecido una sonrisa imperceptible a ojos de quien no se fije en sus labios y sus ojos han empezado a brillar.

Me alegro por ellos, de verdad. Jake lleva mucho tiempo pillado de Els, y estoy seguro de que también se cumple a la inversa. Que Els me parezca interesante e incluso especial por lo primero -difícilmente me llama la atención una chica- no quiere decir que en realidad lo sea. Hay muchas más chicas en el instituto, la ciudad, el país y, en definitiva, el mundo. Ella no tiene por qué ser más especial que ninguna otra.

Dejo a Shanon pasar primero, y en cuanto entra cierro la puerta detrás de mí. Ella se sienta en mi cama y examina mi habitación con la mirada.

- Es muy chula. Me gustan tus... pósters.

Se nota que está nerviosa. No deja de sonreír y habla aceleradamente.

- Gracias.

- ¿Qué peli te apetece ver? A mí me suele gustar la ciencia ficción. Y digo suele porque hay algunas pelis malísimas, como las nuevas de Star Wars... ¿Qué necesidad había de alargar la saga? En fin. Els siempre dice que el mejor género es el de fantasía. Su saga favorita es Narnia. -sonrío al imaginármela emocionándose con cualquiera de las películas de la saga. No le pega mucho, son demasiado... intensas, para la imagen que tengo de ella-. Es gracioso, ¿verdad? A mí me parece que son infantiles, pero ella dice que es ese matiz que las hace especiales.

- ¿Cuánto hace que conoces a Els?

Lo suelto sin pensar, pero no me arrepiento. Tengo curiosidad.

- Pues... desde el primer día de instituto. En el descanso la vi sola y fui a hablar con ella. Es una chica muy introvertida y fría. Me costó meses que se abriera a mí. Bueno... ¿qué peli quieres ver?

Su cambio de tema me desconcerta, pero no insisto.

- Alguna de ciencia ficción... ¿Avatar?

- ¡Vale! Me encanta esa peli.

Enciendo el televisor y desde el portátil pongo la película. Apago las luces y me meto en la cama dejádole un sitio. No se lo piensa dos veces antes de acurrucarse a mi lado. Le paso el brazo por los hombros y la acerco a mí. Ella apoya la cabeza en mi pecho y suspira.

Van pasando los minutos y Shanon empieza a acariciarme el pecho. Si juego bien mis cartas podría liarme con ella, incluso pasar al siguiente nivel, pero... ¿quiero hacerlo? Shanon es guapa, simpática, bastante inteligente e ingeniosa. Podría decirse que me gusta. Es lo lógico, ¿no? Es un buen partido, ¿cómo no me va a gustar?

Siguiéndole el juego, le acaricio el pelo. Ella sigue trazando líneas sobre mi abdomen. Nos juntamos un poco más. Un rato después, dejo de acariciarle el pelo para llamar su atención. En cuanto me mira confusa, me acerco lentamente a sus labios y la beso.

¿Se habrá liado Els con Jake?

Esa pregunta se abre paso en mi mente. Joder, ¿y qué más da? Els y Jake pueden hacer lo que quieran, me trae sin cuidado. Yo estoy con Shanon... con Shanon y la gran erección que se esconde en mi pantalón. Ahora mismo no debería importarme nada más.

Cuando el beso se profundiza, me separo un momento de sus labios para parar la película y me tumbo encima de ella. La agarro del pelo y la beso con fuerza para olvidar la estúpida duda que me ronda la cabeza. Bajo la mano libre por su cuello hasta llegar a su pecho, que sube y baja agitadamente.

- ¿Puedo? -pregunto separándome unos segundos de ella-.

Ella asiente levemente y yo me tomo la libertad de estrujarle un pecho. Los gemidos que estampa en mis labios me animan a bajarle el mono hasta la cintura y quitarme yo la camiseta. Hago un recorrido de besos hasta su abundante sujetador, donde no dejo de repartirlos.

- Quítamelo.

Sus ruegos tienen resultado: con un rápido gesto le arrebato el sujetador. Con una mano sigo masajeándole el pecho izquierdo, mientras con la lengua juego con el otro. La mano libre baja a su tanga, que está empapado. Meto dos dedos en su vagina y, a medida que sus gemidos suben de tono, lo hago con más rapidez.

Una de sus manos está atrapada en mi pelo, mientras la otra me araña la espalda. La primera baja lentamente hasta mi paquete, donde no podría haber más sangre acumulada. Me aparto para desabrocharme y quitarme el pantalón, y aprovecho para acabar de quitarle el mono y el tanga. En cuanto acabo, Shanon se incorpora y se tira encima mío, intercambiando posiciones. Besa mi cuello con una pasión que temo que más tarde se traducirá en chupetones, pero ahora mismo me parece una minucia. Sus labios recorren mi cuerpo hasta llegar a mi miembro. Lo coge y lo lame, se lo introduce en la boca a la par que con una mano lo masturba. Yo suelto un gemido al notar el contraste de mi calor con su saliva fría. Sigue así un rato, hasta que por fin dice las palabras mágicas.

Sube hasta mi oído y susurra: hazlo.

El gran peso del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora