Cuando bajo a desayunar, Elizabeth y Jake ya están en la cocina. Els está mordisquando una tostada cubierta de mantequilla y mermelada, y mi hermano está arrasando con un paquete de galletas y bebiéndose un batido de chocolate.
- Buenos días. -digo-.
Los examino disimuladamente. Ambos están despeinados, muy sonrientes, y Jake tiene algún que otro mordisco en el cuello. Todo parece indicar que han echado un polvo.
No me importa. Es más, me alegro por ellos. Ya era hora de que mi hermano descubriera el placer del sexo. Y, además, con Elizabeth...
Clavo la mirada en ella. No deja de mirar a Jake con esos ojos brillantes que vi ayer por primera vez, y las comisuras de sus labios se mantienen alzadas. Se nota que está feliz.
Siento una punzada. Será el hambre. Me acerco a la nevera y saco un bric de zumo. Me sirvo un vaso y me lo bebo de un trago.
- ¿Y Shanon?
Miro a Elizabeth, que me mira con ojos cursiosos. Así, despeinada y sonriente, con un aura de inocencia rodeándola que me recuerda que su película favorita es Narnia, está preciosa.
- Durmiendo.
- Ya son casi las doce. Deberíamos irnos, en breves será la hora de comer.
- Podéis comer con nosotros. Hay comida de sobras.
- ¿En serio?
No sé por qué he dicho eso. Quiero que se marchen ya, quiero estar solo. No sé si habrá sido por la cara de cachorrito abandonado que ha puesto mi hermano o si porque ver a Els feliz me hace querer serlo yo también...
Já, qué tonterías digo. Será el sueño. Claramente ha sido por contentar a Jake.
- Claro, por qué no.
Antes de darme la vuelta para salir de la cocina, me parece ver de reojo cómo Els le da un beso en los labios a mi hermano. Se me revuelve el estómago. Mierda, el zumo estará caducado.
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El gran peso del amor
RomantizmElizabeth es un misterio para Jake, que debido a su timidez y a pesar de compartir clase desde el primer día de instituto, nunca ha sido capaz de acercarse a ella. Jake es un compañero para Elizabeth, pero no solo eso: es la única persona que ha con...