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El agarró mis hombros y gimió en respuesta cada que lamia, mordía ligeramente y chupaba. Su respuesta caliente me excitó. Me excitó a un grado mayor de necesidad de él. Lo necesitaba, ¡Cuánto lo necesitaba! Gruño profundamente y una de sus manos acaricio mi cabello. Cerré los ojos y disfrute del momento de saborearlo.
Levante la mirada y él me estaba mirando. Sonreí macabramente sin dejar de hacer lo que estaba haciendo.

- ¡Oh, diablos! - gruñó y me llevó hacia sus labios

Gemí exaltada sobre su boca. Su beso era tan apasionado que juro que en cualquier momento iba a llorar. Con un movimiento, ajeno para mí, giró sobre el colchón. Su perfecto cuerpo quedo sobre el mío. Volví a gemir al sentir su peso entre mis piernas. Se alejó un poco y me miró a los ojos.

- ¿Acaso has hecho algo conmigo de lo que yo no soy consiente? - me preguntó

Levante unas de mis manos y acaricié su rostro. ¿Cómo iba a hacer para vivir sin él cuando todo esto acabe?

- Tú has hecho conmigo cosas que ni te imaginas - respondí

Se inclinó y tomó mis labios con cuidado. Los truenos y relámpagos iluminaban la cuidad. No llovía solo por el mal tiempo. Dios esta enojado, lo sé. ¿Seré una pecadora de por vida? ¿Acaso las puertas del paraíso se cerraran para mí? ¡Que demonios! ¡Esto es el paraíso!

Su lengua se mezclo suavemente con la mía. Se alejó despacio de mi boca, llevándose sobre sus labios un leve gemido de mi parte. Comenzó a besar dulcemente mi mentón, para luego mordisquear mi mandíbula y terminar en mi oreja. Subí y baje mis manos por su fuerte espalda.

- Nunca Aranda, nunca en mi eterna vida había deseado tanto algo, como te deseo a ti - susurró en mi oído

- ¿Yo soy tu pecado? - le pregunte

- Mi más grande pecado

Con un movimiento, hice que girara en la cama, para quedar cómodamente sobre él. Lo miré fijo a los ojos. Aún no comprendo, porque el Diablo es tan lindo.
Subió sus manos y las coloco en mi cintura. Lentamente me acomodó sobre su longitud, gemí y apreté con una de mis manos las sabanas ante la sensación de tenerlo dentro. Comencé a moverme para sentírlo más aún. Apretó los dientes y gruñó profundamente, encendiéndome de deseo. Me incline hacia delante y capturé sus labios en un tórrido beso. Sus manos acariciaron mi espalda, de arriba a bajo. Con cuidado y ternura. Se sentó en la cama, conmigo encima. Se abrazó con firmeza a mi cuerpo. Rodee su cuello con mis manos y deje que mis gemídos cayeran cerca de su oreja.

Un gusto, soy el Diablo [Tom Kaulitz]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora