༒23༒

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La miré bien. Estaba algo rara.
Ultimamente siempre estaba rara.
Estábamos sobre uno de los edificios más altos de la cuidad. Miré fijo la oscura noche. El cielo estaba extraño, inusual. Recordé su admiración por la noche, le encantaba la noche. Como la extrañaba, como la necesitaba. Es increíble pensar que jamás sentí esto por nadie. Pero sabía que no podía estar con ella, que no debía estarlo.
Fue un error dejar que eso pasara, pero no me arrepiento. Jamás podría arrepentirme. Todo había vuelto a ser como antes. Yo jugando con las almas del mundo, llenando de odio y maldad a las personas. Y fingiendo que nada me importa. Sonreí levemente y giré sobre mi mano el pedazo de vidrio roto con el que estaba jugando. Como era de esperar me corte. Solté el vidrio y mire mi palma. ¿Sangre? Nunca había sangrado al cortarme. Levante la otra mano y con uno de mis dedos toque la herida. Siseé ante el dolor.
¿Dolor? ¿Qué mierda esta pasando?
Miré a Rachel, ella me miraba fijo.

- ¿Qué es esto? - le pregunté mostrándole mi mano

- Eso eres tú - me contestó

- ¡No estoy para juegos, Rachel! - le grité enfadándome

Ella sabe algo y no quiere decírmelo. El cielo oscuro relampagueó. Miré a mi alrededor y la volví a mirar a ella.

- ¿Qué quiere? - le pregunté pero no me contestó - ¡¿QUE QUIERE?!

Rápidamente me acerqué a ella, pero ni siquiera parpadeó. Me miró fijo a los ojos. Trate de leer sus pensamientos. ¡Pero que diablos! Ella no tiene pensamientos.

- Quiere la vida de Aranda - la miré bien

- ¡Maldita sea! - dije y salí de ahí

Aparecí en su departamento. La busqué con la mirada, no estaba. La llamé y nadie contestó. Golpee fuertemente la pared, provocando que quebrara. ¡Te lo juro barba, juro que si le hiciste algo te vas a arrepentir!
Salí en busca de Rachel, tenía que encontrarla y si es necesario hasta amenazarla para que me dijera en donde diablos está Aranda.

La divisé cerca de una de las camillas del hospital.

- ¿Dónde está ella? - le pregunté

- Ya sabes dónde está, Tom - me dijo sin mirarme

- ¿Por qué la quiere?

- No lo sé, sólo la quiere

- ¡Tiene que haber un maldito motivo! - le grité

- ¿A caso no te parece que haber estado contigo no es un motivo?

La miré bien. Eso es... esto es un castigo. Un maldito castigo en contra de ella, por haberme hecho sentir eso que nunca tendría que haber sentido. Pero esto no se queda así. Quiere jugar sucio, entonces vamos a jugar sucio.

- ¡¿Quieres jugar amigo, quieres?! - Pregunte mirando al cielo - ¡Entonces vamos a hacerlo, de igual a igual!

Cerré los ojos y respire profundamente. Pronto a mis oídos comenzaron a llegar gritos de dolor, de miedo, de angustia. Él tocaba lo que a mí me importaba, yo iba a jugar con lo que a él le importaba. Abrí los ojos y miré a mí alrededor.

- ¡¿Es lo que quieres?! - grité y reí con ganas - ¡Suelta a Aranda y dejare de matar a tus hombres!

Giré y lo encontré frente a mí. Hace cuanto que no bajaba aquí, hace cuanto que no se animaba a presentarse en mi reino.

- ¿Dónde está? - le pregunté acercándome a él

- ¿La quieres?

- No estoy de humor - lo amenacé - ¿Escuchas a tus hombres? - pregunté y sonreí levemente - ¿Quieres verlos morir, uno por uno?

- Ellos no tienen nada que ver - dijo lleno de calma

Como detesto que nada le provoque culpa, que nada le de miedo, que nada lo angustie. ¡Oh, todo poderoso no tiene alma!

- Quiero que dejes a Aranda - dije sin dejar de mirarlo

- ¿Qué me das a cambio de ella? - Maldita sea, quiere negociar

- Ya te dije que es lo que va a pasar si no me la das - le contesté

Sonrió levemente y palmeó unas cuantas veces. Como siempre que hacía eso, aparecimos en ese celestial lugar. El cielo. Miré a mí alrededor. Y allí la vi a ella acostada sobre un extraño aparador.

- ¡Aranda! - la llamé y quise acercarme a ella, pero él se interpuso en mi camino

- No puede escucharte, está en un profundo sueño, ella ya no pertenece a la tierra - me dijo. Lo miré coléricamente

- ¿Qué es lo que quieres? - le pregunté

- Hay algo que no sabes Tom - caminó hacia Aranda

Se acercó más a ella y con cuidado colocó su mano sobre su vientre. Lo mire extrañado. ¿Qué diablos estaba haciendo?

- ¿Qué es lo que haces ? - pregunté sin entender

- Habíamos dicho que no podías hacerlo. Eso era un trato, un acuerdo, como quieras llamarlo

- ¿Qué pretendes, hermano? - dije soltando una risa nerviosa - Soy el Diablo

- Tom... - me llamó

- Suéltala, porque voy a destruir tu maldito mundo si no lo haces - Lo amenacé

- Aranda está embarazada.










Holaa.

Disculpen por no subir cap (otra vez) me había quedado sin celular :'c. Pero ya lo tengo y así que... Dos capítulos seguido hoy :D

Y gracias por las 1K lecturas. Les amooo❤️❤️❤️

Un gusto, soy el Diablo [Tom Kaulitz]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora