Capítulo 2

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Izuku contemplaba la pantalla del móvil con incredulidad.

Su relación había mejorado en los últimos meses. Ahora hablaban con normalidad e incluso solían entrenar juntos. Deku estaba feliz de ver que su amistad iba progresando, ya que se acercaban cada vez más y más.

Sin embargo, hacía tiempo que no recibía un mensaje del rubio, pues el de ojos verdes era el que normalmente iniciaba sus conversaciones.

Pulsó el mensaje haciendo uso de su tembloroso dedo y lo leyó con atención:

Bakugo Katsuki: Deku.

Bakugo Katsuki: Izuku*. ¿¿¿QUÉ DEMONIOS TE HA PASADO??? ¿CÓMO PRETENDES SER UN HÉROE SI NI SIQUIERA SABES CUIDAR DE TI MISMO?

El peliverde sonrió. Sabía que aquella era su forma de preocuparse por él.

Midoriya Izuku: Estoy bien, Kacchan. Gracias por preguntar!! <3

Bakugo Katsuki: No me lo agradezcas, solo era una estúpida pregunta. Pero sigues sin decirme el porqué de tu patético desmayo.

La sonrisa del joven se desvaneció. No quería ocultarle nada. No a él. Ya lo había hecho con anterioridad y se arrepentía profundamente.

De hecho, fue por culpa de aquel incidente; cuando le reveló la verdad acerca del One For All, que decidió que no volvería a esconderle ningún secreto.

No obstante, Bakugo era su rival y en cierto modo sentía que no podía defraudarlo y mucho menos retrasarlo. Por eso, inventó una excusa.

Midoriya Izuku: No te preocupes, Kacchan. No ha sido nada grave, solo un leve golpe de calor mezclado con agotamiento.

Midoriya Izuku: Pero ya estoy mejor! <3

Bakugo Katsuki: ¡¿Quién ha dicho que esté preocupado?! El que debería preocuparse por sí mismo eres tú.

Midoriya Izuku: Tienes razón, Kacchan. Nos vemos en clase.

Midoriya Izuku: Buenas noches.

Bakugo Katsuki: Asegúrate de descansar, idiota.

Una sonrisilla tonta volvió a iluminar el rostro del muchacho. Soltó el teléfono sobre las finas sábanas y cerró los ojos, los cuales fueron atacados por una somnolencia repentina.

• • •

El anticuado reloj que se ubicaba en la parte central de la mesita comenzó a vibrar y a emitir un estridente sonido.

Molesto, Izuku se inclinó y una vez despierto lo apagó de un manotazo. No solo lo dejó mudo, sino que también lo hizo añicos. Sus niveles de fuerza se habían disparado. Le pareció fuera de lo común, pero no le dio importancia y siguió su camino para llegar al cuarto de baño.

Su boca, o mejor dicho, sus dientes dolían a más no poder. Parecía haber vuelto a la época en la que era un niño pequeño al cual le empezaban a salir los dientes de leche.

Su cabeza seguía desorientada y sus oídos pitaban. Podía escuchar como las gotas del grifo caían siguiendo una especie de ritmo.

También percibió la melodía que estaba reproduciendo su estómago. Tenía hambre. Demasiada. Era como si no hubiera comido en meses.

El chico tosió y palpó su cuello. Le ardía la garganta. En conclusión, el pecoso estaba hecho un asco.

Lavó su cara con agua y trató de lavarse los dientes. Miró su reflejo en el espejo que yacía delante de sus narices y soltó un grito de espanto. Puso la mano en el interior de sus fauces e investigó su cavidad bucal.

Essence [BAKUDEKU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora