Capítulo 6

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A la mañana siguiente el pecoso despertó mareado y con una terrible jaqueca. Era bastante pronto, un hecho inusual considerando que era sábado e Izuku no solía despertarse tan temprano, pues los fines de semana aprovechaba para descansar.

Se puso de pie y estiró su espalda. A continuación, caminó con pereza hasta donde se encontraban las ventanas y corrió las cortinas.

Inmediatamente soltó un grito de dolor. Su cara ardía a causa del sol, el cual quemaba su piel con rapidez. Era como si estuviera bañándose en un mar de lava.

Volvió a cerrar las cortinas y se ocultó en la esquina más oscura de su habitación. Su rostro, algo adolorido, recobró su tono natural y las heridas se curaron al momento. Asustado, pues hasta ahora nada de esto había sucedido, agarró el teléfono y llamó a la primera persona que pasó por su cabeza.

—Contesta, contesta... Por favor.

Comenzó a morderse las uñas.

—¡¿Quién es el bastardo que interrumpe mis valiosas horas de sueño?!

—Kacchan, soy yo —respondió aliviado.

El nombrado se quedó en silencio.

—Escucha, sé que estás enfadado y lo entiendo, pero tienes que ayudarme.

—¿Ahora quieres mi ayuda? ¿Por qué no se la pides a Uraraka?

Bakugo sabía que estaba soltando estupideces, pero no podía evitarlo. Su boca a veces iba más rápido que su cabeza, por lo cual no analizaba lo que decía.

—¿Uraraka? ¿Qué tiene que ver ella con esto? Al que necesito es a ti.

Un silencio invadió la sala. Los corazones de ambos empezaron a flotar mientras que la frente del pecoso sudaba a causa del nerviosismo.

—Kacchan, por favor —rogó con una dulce voz.

«A la mierda» pensó el rubio.

Colgó la llamada y salió de la cama a una velocidad ultrasónica. Se puso una camiseta negra de tirantes y fue en busca del peliverde.
A los pocos minutos, alguien golpeó la puerta.

Izuku abrió y le dedicó una cálida sonrisa.

—¡Kacchan, pensé que no vendrías!

—Pues aquí estoy. ¿Qué ha pasado? —contestó frunciendo el ceño.

Deku suspiró y explicó su desafortunado encuentro con los rayos del sol.
El rubio chasqueó la lengua.

—¿Qué ocurre?

—Creo que el quirk podría estar llegando a su fase final. Si no encontramos a la chica que causó toda esta mierda, dudo que podamos revertirlo.

Los pulmones de Izuku dejaron de inhalar aire por unos segundos.

—¡Eso no puede pasar! ¡¿Cómo seré un héroe si he de alimentarme de sangre humana?! ¡La gente nunca confiaría en mí!

Al escuchar lo de la sangre, Bakugo no pudo resistirse y aprovechó para sacar el tema y resolver las cosas de una vez por todas.

—Hablando de eso... ¿De quién te has estado alimentando durante estas semanas?

El pecoso lo miró confundido.

—De nadie.

—Tú, maldito... ¡¿Te atreves a mentirme a la cara?! —espetó—. Te vi el otro día chupándole el brazo a la cara redonda. Si querías probar su sangre, debiste haberlo dicho desde el principio. Me habrías ahorrado muchas molestias.

Essence [BAKUDEKU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora