Capítulo 5

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Los días que pasaron ignorándose se convirtieron en semanas. Y eso que Bakugo trató de acercarse al pecoso. Pero este último lo evadía por completo, causando que el orgulloso rubio se enfadara con él.

Parecían dos niños pequeños.

Por parte de Izuku, este se encontraba realmente mal. Odiaba el hecho de haber vuelto a herir a su amigo de la infancia.

Por no hablar de que ambos se besaron y Katsuki prácticamente lo había rechazado, o eso era lo que Izuku pensaba.

Solo quería retroceder en el tiempo y olvidarse de aquellos sentimientos que se habían mantenido bajo tierra durante tantos años.

En cuanto al tema del vampirismo, el joven había alcanzado su límite. Decir que estaba sediento era quedarse corto. Sus entrañas revueltas exigían comida y sus colmillos estaban más afilados que nunca. Su piel adquirió un tono más blanquecino y se sentía frío al tacto. Necesitaba sangre cuanto antes.

Sus amigos y compañeros estaban preocupados por él. Pues lo veían más delgado y callado. También notaban la tensión que se había vuelto a formar entre Bakugo y el peliverde.

Izuku estaba sentado haciendo deberes. Era lo único que lo mantenía distraído y alejado de aquella incómoda situación. Todavía no había hecho ningún avance para revertir el quirk, tampoco había hallado el paradero de la chica.

Se escucharon unos golpecitos que procedían de la entrada. Una parte de él deseaba abrir la puerta y encontrarse al rubio de ojos escarlata. Desgraciadamente, los deseos a veces no llegaban a cumplirse.

Una joven de cabellos oscuros lo miraba con compasión.

—¿Vamos a dar una vuelta? —dijo Uraraka con una media sonrisa.

La muchacha logró convencerlo para que saliera a tomar un poco de aire fresco. Después de estar varios minutos caminando, se sentaron en un banco de madera que se ubicaba cerca del perímetro de la residencia.

—¿Estás bien? Y dime la verdad, por favor —pidió su amiga.

Por alguna razón, las ganas de llorar aparecieron de la nada y lo invadieron por completo. Intentó contenerse, quedándose callado y mirando hacia el suelo.

—¿Ha pasado algo? —cuestionó—. ¿Tiene que ver con Bakugo?

Izuku la observó al oír aquel nombre y asintió con la cabeza.

—Deku, sabes que puedes hablar conmigo de lo que sea. Somos amigos y no voy a juzgarte. Al contrario, buscaré una forma de ayudarte a resolver lo que sea que haya ocurrido.

Al escuchar sus palabras de consuelo, Izuku no pudo ocultarlo más y comenzó a explicarle todo. Desde el incidente con la chica que estaba siendo atracada hasta el momento en el que besó a Bakugo y perdió el control.

—Deberías hablar con él. Estoy segura de que solo fue un malentendido. Al fin y al cabo te correspondió el beso, ¿no?

Izuku se sonrojó.

—¿Y si lo hizo por compasión?

—Bakugo no es de los que hacen algo por obligación. Él es directo con lo que hace y dice. Estoy segura de que quería besarte. Lo sé por como te mira. Los ojos no mienten, Deku.

—Eso es porque no viste cómo me miraba el otro día. Estaba horrorizado.

—Porque casi le drenas toda la sangre —añadió. Por muy sincera que fuese Uraraka, eso había dolido.

—Tienes razón —respondió cabizbajo.

—Tampoco te machaques mucho. A toga le ha pasado más de una vez. Dice que mi sangre es la mejor del mundo. Aunque bueno, eso es subjetivo.

Essence [BAKUDEKU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora