32.- Raptada

128 18 1
                                    

───────────────────────────────

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

───────────────────────────────

Eyra.

Mis ojos comenzaron a moverse, buscando la forma de hacerse a la luz y que no me molestase tanto.

— Eyra, por fin despiertas. — oí la voz de ¿Ubbe? — ¡Bjorn, Eyra esta despierta! — ¿Bjorn? ¿Donde cojones estoy?

Abrí mi boca para hablar pero lo único que salió de ella fue lo último que recuerdo haber comido. Todavía no ubicaba dónde me encontraba, parecía que estaba en los aposentos de mi tía, podría reconocer este suelo en cualquier lugar.

— Eyra... — oí la voz de Bjorn tras de mí a la vez que su mano se coloca sobre mí espalda.

— ¿Donde coño estoy? — dije casi sin aliento.

— En Kattegat, un pescadero del reino de Harald te trajo a petición de Hvitserk. — me explicaba Ubbe.

— Espera... — pensé. — ¿Hvitserk? — no estaba entendiendo nada.

— Es lo que dijo el pescadero, te trajo porque Hvitserk pidió tu protección. — volvió a explicar.

— Ahora lo entiendo... — puse mi mirada hacia la nada.

— ¿Que entiendes Eyra? — preguntó Bjorn.

Comencé a explicarles lo último que recuerdo sobre la conversación que tuve con Hvitserk, cuando me dijo que tenía que perdonarlo cuando supiera a lo que se refería. Ellos me contaron lo que Ivar había planeado con Harald y ahora entendí el porqué no quería que me enterase de aquella conversación, Hvitserk me envió aquí sabiendo que si no venía, estando allí con Ivar probablemente me hubiese encerrado en alguna celda impidiendo que maten a mi tía.

— Hvitserk hizo bien en traerte aquí, pero como Ivar se entere de que el fue quien te envió... No se de que será capaz. — hablaba Ubbe.

— Hay que planear que hacer, ¿te encuentras bien para venir a la mesa redonda? — me preguntó Bjorn.

— Si, creo que si. — dije no muy convincente.

— Deberías comer algo, al menos para alimentar a tu hijo. — oí a Lagertha tras la cortina. Sonreí avergonzada y los tres se empezaron a reír. — No sientas vergüenza por tener un hijo de tu marido, tu eres quien elige tu destino, y si los dioses te juntaron con Ivar pues... — se encogió de hombros.

— No quiero que le mateis... Y no dejaré que os mate. — negué repetidamente.

— No puedes controlar lo que haga. — me dijo Bjorn.

— Si puedo, podéis pelear contra los demás, y si veo a Ivar que el mismo va hacia vosotros, yo lo pararé. — dije segura de mi.

— Eyra... No creo que... — intentó hablar Ubbe.

Eyra sangre fría - ᴠɪᴋɪɴɢs Donde viven las historias. Descúbrelo ahora