Sieben

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Ambas se encontraban en el Mercedez de la menor, camino a un restaurante que Sana había escogido, mientras Jihyo cantaba a todo pulmón, la rubia la observaba con una sonrisa.

"Go hard" una canción de un grupo famoso llamado TWICE, sonaba en el estéreo del auto, Jihyo se mostraba emocionada al escuchar al grupo, su favorito desde que tiene memoria.

Al llegar al restaurante, estacionó el auto y le dio las llaves a un trabajador, mientras agarraba la mano de su mayor.

Jihyo tenis puesto un traje, color gris, le daba el toque elegante que necesitaba, resaltaba su belleza, pues obtenía miradas de varias personas al rededor.

Ni hablar de Sana, un vestido negro pegado, sus curvas se notaban, al punto que eran envidiables, sus tacones le daban el toque de superioridad luciendo impecable.

No era de extrañarse que les tomaran algunas fotos, pues habían empezado a salir rumores de que la menor de los Park formaría parte de los accionistas de la firma, siendo dueña de una parte de esta.

Mientras Sana empezaba a ser cada vez más famosa por sus líneas de ropa, que contenían su marca propia, Minatozaki, siempre aparecía en la etiqueta de la ropa en letra cursiva.

Ambas empezaban a llegar a la punta de su carrera, los flashes de las cámaras no llegaban a incomodarlas, demostrando que habían nacido para ello.

Entraron al restaurante, siendo recibidas por un mesero que las llevo a la zona exclusiva donde estaba su mesa.

Llegaron, Jihyo le extendió la silla a Sana, la cual se sentó con una sonrisa, le encantaba que la menor fuera tan caballerosa, demostraba su personalidad amable por completo.

Jihyo se sentó después, ordenaron comida y un vino de reserva, se miraron con una gran sonrisa y ojos brillosos.

-Es increíble que hayamos venido aqui Hyo, si le dijeras a mi yo universitaria no te creería para nada.

-Es una manera de celebrar que estamos cumpliendo nuestros sueños, para hacer unos nuevos-puso su mano sobre la de la rubia.

-Eres tan romántica, cariño.

-Lo soy por ti, por cierto, te traje un regalo..

La menor saco una caja azul terciopelada, con un moño blanco encima, se lo extendió a Sana la cual lo tomo para abrirlo, al ver su contenido abrió su boca en signo de sorpresa.

-Dios, Jihyo...es hermoso.

Era un collar de oro blanco, se notaba que era costoso, contenía un dije con una luna, de este mismo material con pequeñas piedras blancas incrustadas.

-Te lo mereces, te prometí que te daría todo, te haría ser feliz y vivir la vida de ensueño-alzo la mano de Sana y le dio un beso.

-Eres increíble, Hyo.

Llegó la comida, eran varios platillos, ambas solían comer mucho, disfrutaban de la comida como nunca. Probando el platillo juntas y disfrutando de su velada.

Tomaban las copas de vino con cuidado, dándose miradas que desbordaba amor y afecto.

Hablaban de varias cosas, como el que sería bueno adoptar un gato para hacerle compañía a Buu. Ir de vacaciones a el extranjero y disfrutar de diversas actividades como jugar golf.

Los meseros observaban como fluían perfectamente, tan hechas para la otra, entendiendose entre si, suspirarom enternecidos, no todas las parejas eran así.

Algunas deseaban ser Jihyo, otros deseaban ser Sana, al final, eran una pareja envidiable.

Al terminar de comer, pagaron, se levantaron juntas, volviendose a tomar de la mano para salir con grandes sonrisas que demostraban la alegría de estar juntas.

Esta pareja realmente demostraba que su amor no tenía límites, que podrían crecer juntas como personas y construir una vida que funcionará para ambas.

𝘿𝙤𝙡𝙘𝙚 𝙖𝙢𝙤𝙧𝙚 ➽ˢᵃʰʸᵒDonde viven las historias. Descúbrelo ahora