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Era una noche importante, era la fiesta de celebración, pues Jihyo había logrado firmar en una compañía prestigiosa como accionista, a pesar de ser CEO de una propia, le gustaba su trabajo y los retos, de ahí el objetivo de ser accionista.

La gente a su alrededor le daban sonrisas, la cuales ella correspondía, sin mucho interés, se sentía agobiada de estar entre tantas personas que se creían superiores a otros.

Personas falsas de mierda.

Eso pensaba Jihyo, pero en todo hay algo lindo, eso era Minatozaki, la cual estaba a su lado tomnaod su mano mientras caminaban entre las personas. Con una copa de champagne en su mano, estaba emocionada por el logro de la menor, le resultaba increíble lo genial que era en su trabajo.

-Hyo, ¿Cómo te sientes?

-Siento que si sigo aquí, me darán ganas de mandar todo a la mierda, es que, míralos, sonriendo a quien gana más dinero para poder tener sus lujos.

-Hyo...que te ha dicho, por mucho que haya personas así, también hay personas que no piensan de esa forma y están siendo amables, comportate.

-Pero-

Fue interrumpida por un hombre alto, cabellera castaña, que usaba un traje costoso de color azul.

-Buenas noches, Señorita Park y Señorita Minatozaki, mi nombre es Kang Daniel, un gusto tenerlas en esta magnífica noche-sin dudarlo, tomo la mano de Jihyo para darle un beso, esa acción hizo que la mirada de Sana cambiase.

-Buenas noches, joven Kang, ¿Se le ofrece algo?-la pelinegra aparto su mano, pues él no la había soltado aún, incómoda por la acción desvío la mirada, no paso desapercibido por Sana.

-Pensaba en invitarla a bailar, señorita Park-una sonrisa coqueta adorno su rostro, tremendo descarado.

-Lo siento, pero como sabrá estoy con mi novia, la cual tiene en frente, absténgase de decir estupideces.

-No soy celoso, señorita.

Pero si un idiota.

Sin planearlo, la mas baja le dio una cachetada, obteniendo de nuevo todas las miradas de la gente, incluida la de la rubia.

-Ten mas respeto por mi mujer, me encargare que vivas un infierno, joven Kang.

-Pero, señorit-

-Espero que tu abuelo te quite todo, idiota-tomo la mano de Sana para salir de la fiesta, con el ceño fruncido y expresión seria, con pasos firmes y rápidos, lograron llegar a el auto.

Jihyo no pensaba con claridad, ¿Quien se creía ese idiota? Todavía enfrente de su novia, de Sana, era increíble lo malditamente descarado que fue, Park estaba que soplaba fuego, le irritaba tanto las personas así.

-Jihyo...Hyo te estoy hablando-la menor miro a Sana, su cuerpo tembló, la mirada de ella era severa, eso significaba una cosa, regaño-No debiste hacer eso, enfrente de tantas personas y comportándote como una idiota, eres increíble Park, no puedo creer que tu de verd- -un beso la interrumpió- No creas que con eso me vas a calmar, Park, tu ere- -otro beso tras otro, para entrar a un beso profundo, llevándose el aire de los pulmones de la rubia, sin pensar en nada mas que seguir el beso.

-Tu sabes que eso pasaría...mejor vamos a casa, me canse de estar entre tanta superficialidad-le sonrió a la rubia.

-Eres increíble, Park.

-Tu Park, cariño.

Con eso ambas se fueron, Jihyo lograba calmar a la mayor cuando esta se enojaba o irritaba por cosas que para Jihyo era tan común, pero siempre terminaban bien entre las dos, con abrazos, besos y palabras lindas, no había limite en su amor.

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𝘿𝙤𝙡𝙘𝙚 𝙖𝙢𝙤𝙧𝙚 ➽ˢᵃʰʸᵒDonde viven las historias. Descúbrelo ahora