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Contenido +18. Escenas de índole sexual. Poliamor.
Ninguno de los dos recuerda cuando fue la vez en que Adelaine dejó de ser una niña ante sus ojos, cuando se permitieron dejar a un lado los años de amistad y comenzaron a ver a su mejor amiga como algo más. Antes habían tenido esa molestia en el pecho que ahora reconocían como celos, cada vez que algún chico se acercaba demasiado a ella, o cuando esa bonita sonrisa privilegiaba a otro ser humano que no fueran ellos dos.
Pierre sólo sabía que de un momento a otro, la inocencia de Adelaine se convirtió en una debilidad para él. Charles sentía ese nudo en el vientre cada que ella estaba cerca.
Los tres se encontraban en casa de Charles, disfrutando de la privacidad que no habían tenido durante toda la temporada. Adelaine tenía los pies dentro de la piscina, mientras que su cuerpo quedaba expuesto al sol. En la sombra estaban Pierre y Charles, mirándola como un león a su presa, con una cerveza helada en la mano y el corazón palpitante, abrumados por su presencia.
—No podemos seguir así —expuso Charles de pronto, haciendo una mueca. Pierre no le quitó la mirada de encima a la chica, su cabello negro se movía con la pequeña brisa calurosa que había.
—La vamos a asustar si le decimos, Charles. No podemos simplemente pedirle un trío a nuestra mejor amiga.
El monegasco rodó los ojos.
No importaba cuán desesperados estén por hacer algo al respecto, debían de ser cuidadosos con ella, o terminarían sin pan ni pedazo. Ellos la querían, era más que una atracción sexual, la amaban y era un completo lío.
Pierre se levantó de la silla y arregló su cabello. Charles lo siguió a paso rápido.
—Vamos a meternos al agua —propuso el francés, dándole un pequeño golpe en el hombro a Charles antes de lanzarse a la piscina.
Adelaine rió, más se mantuvo en su lugar, pues nadar no era su especialidad. Y donde se encontraban ellos, le llegaba hasta el pecho a Pierre, y ella era más pequeña que ambos chicos. Por lo que solo sonrió cuando los vio acercarse a su lugar, sabía que no iban a lanzarla porque estaban al tanto de su problema con el agua.
Charles alzó sus brazos hacia ella, haciéndole saber que él la sostendría.
—Vamos, Adi —alentó Pierre, con una sonrisa. Adelaine se afirmó de los hombros de Charles y permitió que el monegasco la tomará de la cintura para que su cuerpo no se hundiera directamente. Ella soltó un pequeño jadeo al sentir el agua un poco helada.
Enrolló sus piernas en la cintura de Charles y dejó una de sus manos sobre el hombro de Pierre, quién reía por el dramatismo de la menor.
