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Valerie se encontraba entre los mecánicos e ingenieros de McLaren, ubicados para esperar a que el muchacho se acercara a ellos y festejar su segundo lugar en Singapur. Una espléndida carrera por parte del chico británico. Una que Valerie había tenido el privilegio de presenciar; con el corazón a mil por hora debido a la ansiedad de las últimas vueltas, con el miedo constante de que en algún momento su amigo rozara los muros y su tiempo en el circuito fuera despedido.
Nadie dentro del Paddock se sorprendía al verla en muchas de las carreras de Lando, ya que se sabía de su profunda amistad desde que eran pequeños, ambos asistieron a la misma escuela y luego ella lo siguió por el camino a la adrenalina y los motores. Se adoraban el uno al otro, Lando haría cualquier cosa que ella le pidiera; lo que fuese que saliera de sus bonitos y carnosos labios sería una acción realizada por el muchacho. Y Valerie le era tan leal como si fueran dos amantes en camino al matrimonio. Ella era quien lo consolaba en los días malos, el pilar que sostenía su vida cuando amenazaba en caerse a pedazos. Se amaban entre las sombras de las bromas que realizaban sobre mantener una relación, entre celos injustificados y el malestar de una discusión.
Valerie era tan preciosa, amable, sencilla y una necesidad a los ojos de Lando, quien acostumbraba a tener diferentes modelos como pretendientes todo el tiempo. Ninguna podría ser ella, ninguna era su Val. La chica de sonrisa hermosa que molestaba todo el tiempo.
—¡Ahí está! —gritaron a su lado.
Lando corrió hasta ellos para abalanzarse sobre su equipo y celebrar el merecido segundo lugar, recibiendo abrazos por parte de todos los ingenieros y mecánicos. Por seguridad ella se mantuvo a un lado esperando su lugar, no quería ser pasada a llevar por la euforia del momento que tenían los hombres. Pronto Lando comenzó a extrañarla y le dio un último abrazo a su padre para luego quitarse el casco y limpiar el sudor de su rostro, su mirada se deslizaba ansiosa entre los presentes, deseoso por encontrar esos orbes marrones que tanto le gustaban.
Un espacio fue hecho para ella y se acercó al borde para poder encontrarse con su mejor amigo. Una enorme sonrisa se formó en el rostro de Lando al poder por fin dar con la chica que buscaba.
—¡Lan, obtuviste P...!
Sus palabras fueron interrumpidas cuando Lando la tomó de la nuca y estampó sus labios contra los de ella.
La infinidad de emociones se apoderaron de su estómago, atrayendo a las famosas mariposas qué el mundo presumía cuando estaba enamorado. Ella no tuvo tiempo de reaccionar cuando, con su mano libre, Lando la tomó de la cintura para atraerla lo más posible a él, para sentir su calor aún si el suyo sobraba en esos momentos. No le importaba. No tenía interés absoluto por los flashes de las cámaras, por el ajetreo de los demás, él solo quería besar a la chica que siempre había amado. ¿Estaba mal por eso?
Fue Valerie la que se separó para darle un fuerte abraso.
—Val —la llamó, ella lo miró directo a los ojos, aturdida aún por el reciente beso—, estoy todo sudado ahora mismo, y no me veo super atractivo como de costumbre, pero, ¿no quieres dejar de fingir que no nos amamos? Sé mi novia, por favor.
Valerie sonrió, percatándose entonces de la multitud que los rodeaba, a Lando sin embargo no le importaba nada más que su respuesta en esos instantes, sabía que no tendría otra oportunidad para confesar sus sentimientos, era ahora o nunca, luego no tendría el valor para hacerlo. Así que con el corazón acelerado y las manos sobre las mejillas de la menor, esperó a la respuesta que ella tenía para darle.
—Por supuesto que quiero ser tu novia, Lando —aceptó, poniéndose de puntillas para volver a besarlo.
La bulla a su alrededor los hizo sonreír en el beso y finalizaron por juntar sus frentes. Él tenía que irse ahora, así que se alejó y dejó un corto beso en sus labios antes de agitar su mano. Sin embargo, tuvo que regresar para volver a dejar otro beso, siendo insuficiente para él el roce de sus labios.
—Lando, suelta a la chica, por Dios —se burló el padre del piloto. Lando simplemente le sonrió y por fin se alejó para caminar a las entrevistas.
Él mantuvo la sonrisa en sus labios cuando subió al podio, el doble de contento por su buena posición y por haber sido aceptado por la chica que amaba, así que cuando la celebración de champaña llegó, él le dio un gran sorbo antes de celebrar junto a Carlos y Lewis.
Valerie se sintió la chica más afortunada del mundo.
♥︎⠀⭒ 💌 CAMILLE IS TYPING !
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