11. Mentiras, Dulces Mentiras

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Ola

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Harry Styles emprendió viaje a su "Reino" durante el atardecer, o esa era la mentira que le había comentado a los reyes de Haebok para justificar su salida.

Pero en realidad tenía una reunión con Anthony Santoni.

La reunión tenía lugar en un sitio remoto y escondido, lejos de miradas indiscretas y oídos curiosos. Harry llegó al punto de encuentro y encontró a Anthony esperándolo en la penumbra.

—Llegas tarde —dijo Santoni con voz burlona, mientras se apoyaba con indiferencia contra una pared.

—Tuve que asegurarme de no ser seguido —respondió Harry, sin perder la compostura.

—Claro...Seguido...—ironizó el pelinegro—¿Qué es lo que quieres, Styles? —preguntó, cruzando los brazos sobre el pecho.

—Necesito más tiempo para pagar la deuda...

—Ya te lo dije Styles... Quiero al príncipe dentro de dos semanas...

—Lo sé, lo sé, pero mi plan requiere de cinco semanas más...

Santoni soltó una risa burlona y se acercó lentamente al castaño, dejando ver su mirada amenazante

—Cinco semanas más... Eso es mucho tiempo. ¿Crees que puedo confiar en ti, Styles? ¿O simplemente estás tratando de ganar tiempo para traicionarnos?

—Lo se, Anthony, no soy de tu confianza... —dijo Harry con determinación—. Pero si quieres que entregue al príncipe, necesito más tiempo. Si me das cinco semanas adicionales, te prometo que lo tendrás.

—Cinco semanas adicionales —repitió Santoni con voz fría—. Está bien, te daré el tiempo que pides, pero ten en cuenta que si no cumples tu promesa, las consecuencias serán severas.

Harry asintió con seriedad. Sabía que no podía permitirse fallar, ya que su vida y su negocio estaban en juego.

Sin embargo, antes de que pudieran finalizar la reunión, varios hombres de la mafia Santoni aparecieron de repente, rodeándolos. Harry se puso en guardia, pero era demasiado tarde. Los hombres de Anthony se abalanzaron sobre él, golpeándolo sin piedad.

Los golpes eran rápidos y brutales, era como si cada golpiza fuera un recordatorio de la despiadada realidad de su situación.

Finalmente, después de un tiempo que pareció una eternidad, los hombres de Anthony dejaron a el castaño en el suelo, ensangrentado y dolorido.

—Esto es un recordatorio de lo que te espera si no pagas a tiempo —dijo Santoni, viendo la golpiza con frialdad.

Harry se levantó con dificultad del suelo viendo como Santoni y sus hombres se alejaban en la oscuridad.

Volvió al auto y condujo hasta el palacio sin preocupaciones, ya era tarde en la noche y nadie lo vería en ese estado.

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Para Louis ya se estaba volviendo costumbre desvelarse por las noches; Había una extraña sensación en su pecho que no lo dejaba conciliar el sueño. Costumbre que, también lo había llevado a vagar por el castillo en busca de algo que lo calmara, o tal vez solo para escapar de sus propios pensamientos.

Esa noche no fue la excepción. Se levantó de su cama, se puso una bata para cubrirse del frío y salió sigilosamente de su habitación. Sin un rumbo específico, caminó por los pasillos oscuros.

De repente, al doblar una esquina, se encontró con una figura que parecía tambalearse. Se acercó con cuidado y, para su sorpresa, vio a su prometido apoyado contra la pared, con cortes y magulladuras en su rostro. Louis sintió un nudo en la garganta y rápidamente se apresuró a ayudarlo.

—Harry, ¿qué te ha pasado? —preguntó Louis, apoyando al castaño para que se mantuviera en pie.

Harry intentó sonreír, pero el dolor en su rostro era evidente.

—No te preocupes, Louis, solo ha sido un pequeño percance. Nada de qué preocuparse.

—Vamos a mi habitación, te curaré las heridas.

Una vez en su habitación, el príncipe ayudó a Harry a sentarse en su cama y corrió en pasos cortos hasta su baño, de donde trajo un botiquín de primeros auxilios, se arrodilló a su lado , mojó un algodón en alcohol y con delicadeza empezó a curar una de sus heridas en su frente.

Louis frunció el ceño mientras curaba las heridas de Harry. A pesar de la insistencia del castaño en minimizar la situación, Louis podía ver la gravedad de los daños.

—¿Qué es lo que pasó...? ¿por que terminaste asi?...¿No tienes guardias disponibles? Si necesitas podría proporcionarte uno...

—No fue nada grave, de verdad —dijo Harry intentando tranquilizar a Louis—. Solo me encontré con algunos problemas menores en mi viaje.

—Bueno, de todas formas, debes cuidarte —dijo Louis con suavidad—. No te lastimes más, es una orden.

—No lo entiendo —Mantuvieron la mirada durante unos segundos—¿Desde cuando te preocupas por mí? Pensé que no me querías contigo...

Louis procesó por unos segundos la pregunta del mayor y se dio cuenta de que, a pesar de las circunstancias, había empezado a preocuparse genuinamente por él.

—Es cierto que al principio no te quería aquí —admitió con sinceridad—. Pero las cosas han cambiado. He visto cómo te esfuerzas... creo que he empezado a confiar en ti.

Harry mantuvo su mirada en el suelo mientras Louis hablaba, procesando sus palabras con cautela. Entonces, sintió como su corazón se apretaba un poco. Por un lado, sintió alivio al ver que el príncipe lo aceptaba, cosa que efectuará su plan, pero por otro lado en su cabeza se rodaba la misma pregunta ¿Merecía de verdad Louis todo esto?

Se sintió débil ante el menor por unos segundos y sus ojos se humedecieron.

Louis lo notó y dejó de curar las heridas de Harry y levantó suavemente el rostro del castaño para que lo mirara, viendo dos lágrimas solitarias deslizarse por sus ojos.

Sin saber exactamente qué decir, extendió su mano y limpió con ternura las lágrimas del castaño.

—¿Estás bien? —preguntó con suavidad.

—Solo es que me arde la cara.. —mintió— Creo que ya me iré a dormir, buenas noches...

El más alto se levantó de la cama y fue hasta la puerta y antes de irse, el menor se levantó y corriendo llegó hasta estar frente a él, ahora estaba cada uno de un lado del umbral de la puerta.

Louis se puso de puntillas y junto sus rostros en un corto y dulce beso.

—Buenas noches.

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Entre La Mafia Y La Corona  {L. S.}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora