C A P Í T U L O 11

147 25 2
                                    

Lancé la mochila en el suelo y me tiré a la cama con fuerza, para luego soltar un quejido por lo cansado que estaba y lo tensos que se encontraban mis músculos, debido a las pocas horas de descanso que había tenido por culpa del estudio.

Hace una semana presenté el primer parcial y solo esperaba buenos resultados por lo mucho que Jared me ayudó a entender todo y lo seguro que me sentí al contestar las preguntas. Ahora, estudiábamos la siguiente unidad del contenido, aprovechando que habíamos agarrado buen ritmo y que Jared era muy bueno para distribuir sus propios tiempos de estudio y los que invertía en mí.

Mis párpados comenzaron a cerrarse y sin darme cuenta caí dormido en aquella posición. No fue hasta que parpadeé un par de veces, que caí en cuenta que me había desconectado por un par de horas. Froté mis ojos y me senté en la cama para estirarme, escuchando el crujido de mis huesos bajo la piel. Solté un sonido y me levanté para ir al baño a lavarme la cara para poder bajar a comer.

Miré extrañado la sala al notar que no había nadie y me dirigí a la cocina cuando el sonido de la porcelana golpeando alguna superficie llamó mi atención. Lena acomodaba unas galletas sobre un pequeño plato mientras servía una taza de té. Estaba a punto de dejar la tetera cuando notó mi presencia y me regaló una sonrisa.

—Derek, amor, no almorzaste —señaló—. ¿Quieres algunas galletas y un poco de té mientras termino la cena?

Observó el reloj que colgaba sobre la nevera, antes de mirarme:

—Falta poco para que esté listo, puedes esperar si lo deseas.

Asentí, aun sintiéndome algo somnoliento.

—Quiero ese te.

Deslizó el plato de galletas y me cedió la taza que acababa de servir, antes de darse la vuelta para buscar otra vajilla. Tomé el plato junto a la taza con cuidado para dirigirme a la sala y sentarme en el sofá frente al televisor apagado.

Un rato después, la puerta de la entrada se abrió de forma repentina y Mason apareció, cerrando detrás de él, antes de dejar su maletín en el sofá contiguo al mío y darme un asentimiento en forma de saludo. Luego caminó hacia la cocina ― pretendiendo no tener prisa― y yo solo pude sonreír con diversión al saber la razón de su necesidad por ir primero allí.

Bebí un sorbo de mi taza humeante y suspiré de pura satisfacción al notar que se trataba de té de manzanilla, mi favorito. Agarré una galleta y comencé a comerla con lentitud mientras disfrutaba el silencio de la casa que sólo era interrumpido por las risas de mamá en la cocina.

Iba por la quinta galleta y la taza de té se redujo a la mitad, cuando Mason salió de la cocina con una sonrisa ganadora, que dejaba en evidencia que Lena le había dado la bienvenida de forma adecuada. Miró en mi dirección y cuando reparó en mi presencia una vez más, se detuvo de forma abrupta y desvió su trayectoria de la escalera para dirigirse hacia mí.

―Hey. ―Se sentó de costado en el mismo sofá en el que estaba para analizarme de mejor manera―. Últimamente no he tenido demasiado tiempo, pero quería preguntarte cómo van las cosas y si te sientes mejor ahora.

Casi me atraganto con la galleta ante su forma repentina de abordar el tema.

Tragué lo que quedaba en mi boca y tomé un sorbo de té para bajar lo que restaba bajo la atenta mirada de mi padre, que analizó mi rostro por unos segundos y pareció interpretar mi silencio de alguna manera porque se aclaró la garganta y continuó:

―Esta tarde hablé con tu tío Matthew, preguntó especialmente por ti y me dijo que aún seguía en pie la oferta de irte a Londres si no te sentías cómodo aquí.

El enigma de Derek  [P#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora