C A P Í T U L O 12

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Jared

Llevé el antebrazo a mi frente para secar las gotas de sudor que se habían acumulado por el esfuerzo y tomé una llave mixta de la caja de herramientas para terminar de enroscar una pequeña tuerca que conectaba la rueda con el manillar.

La puerta del garaje se abrió, pero yo no hice el esfuerzo por detener lo que estaba haciendo porque ya sabía de quién se trataba.

Los pasos resonaron por el silencioso lugar y un par de botas se detuvieron a mi lado, provocando que apartara la mirada para ver a James cruzado de brazos mientras observaba con detalle el trabajo que había hecho con mi bebé los últimos meses.

—¿Sigues con esa cosa?

Aunque no intentó sonar despectivo, pude notar la contrariedad que sentía al ver la dedicación que ponía a la reparación de mi BMW G 310 GS 2017.

—Y seguiré hasta que así lo desee —di por zanjado su reclamo mientras guardaba la llave y sacudía mis manos antes de levantarme para admirar el resultado de mi arduo trabajo.

Había encontrado la maldita cosa en un depósito a las afueras de la ciudad hacía un par de años y no pude evitar sentir que fue amor a primera vista cuando la encontré casi intacta junto a un montón de chatarras y un microondas descompuesto. Pensé que sería fácil repararla y convertirla en la belleza que fue alguna vez, pero a medida que reparaba alguna falla salía otro problema que me mantuvo dos años y medio encerrado en aquel garaje dando lo mejor de mí para convertirla en la monstruosidad que fue alguna vez.

Aunque solo fue el mes anterior que terminé de montar todas las piezas que necesitaba y con mucho esfuerzo conseguí para ella con trabajos de medio tiempo. Ahora solo la revisaba a diario y limpiaba por la sensación de satisfacción que me producía ver mis propios resultados en ese proyecto personal que me establecí años atrás.

—Sigo sin entender. —La voz de James me hizo apartar la mirada de la moto para enfocarla en él, esperando que continuara—. ¿Qué tiene de especial esa moto que ha tomado tanto de tu tiempo y dedicación?

Quité los guantes de mis manos y los tiré sobre la caja de herramientas, antes de patearla a un lado para despejar el área.

—Ni aunque intentase explicarte lograrías entenderlo. —Me senté sobre el asiento y me removí un par de veces hasta estar cómodo. No podía creer que ya estuviese lista—. Solo cuando pongas todo de ti para hacer algo que te apasiona podrás entender lo poco que importa el tiempo que inviertes en ello.

Moví el acelerador un par de veces hasta que logré encender el motor para comenzar a calentarla. El ronroneó al prenderla provocó que mi corazón se acelerara con fuerza y que la adrenalina comenzara a recorrer mi cuerpo.

Dudaba que algún día otra cosa me hiciera sentir así.

Que otra sensación fuese así de intensa.

Salí del garaje y comencé a recorrer las calles hasta que la urbanidad se desvaneció, dando paso a la autopista que llevaba a las afueras de la ciudad.
Había olvidado lo increíble que se sentía que el viento acariciara mi rostro y que la adrenalina fluyera con rapidez por las venas cuando se aceleraba hasta el límite.

Bajé la intensidad cuando entré en una zona industrial no tan concurrida y detuve la moto cuando llegué a un barandal que me separaba de un río. Recosté mis antebrazos sobre el manillar para observar las luces que iluminaban el lugar y tomé una gran bocanada de aire para canalizar las emociones tan intensas que estaba experimentado.

No supe cuánto tiempo pasó mientras observaba las luces parpadear en la lejanía, pero cuando el frío se coló por mi chaqueta y se volvió insoportable, decidí que era buen momento para regresar, esperando que no hubiese pasado mucho tiempo desde mi partida, porque no quería ser reprendido por mamá... de nuevo.

El enigma de Derek  [P#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora