Back to reality.

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¡Buenas! Por fin me armé de valor y subir la segunda temporada. Voy corrigiendo los errores y de momento me he quedado en el capítulo 4, espero seguir avanzando. 
AVISO: He incorporado personajes a la historia para hacerlo más drama ¡Amo el drama! Así que veréis unos crossovers muy raros hahaha.

Espero que disfrutéis de la lectura. 

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Capítulo 1.

Bienvenidos al Aeropuerto Internacional de Narita, la manecilla marca las 9:00 am.

Un año entero ha pasado desde que dejé atrás las tierras japonesas. Aquí me encuentro ahora, plantando cara a una nueva realidad, una que ha tomado las riendas de mi existencia. Ino, mi compañera de confesiones y excesos, ha sido la elegida para recibirme. Ansiaba su presencia, el abrazo sincero que trasciende las palabras, ansiaba la calidez de la amistad verdadera. La soledad se ha convertido en una fiel compañera durante mis últimos días en la gélida ciudad alemana. Las lágrimas, como un tributo incesante, caían una y otra vez, testigos de mis esfuerzos titánicos.

Con mis padres en algún rincón del mundo, no quedaba otra opción sino enfrentar las siguientes dos semanas sola en casa. Les endulcé la verdad, adornando la cruda realidad con la dulce miel de la mentira. Mientras el avión descendía con sacudidas violentas, la realidad me golpeaba: había regresado a mi tierra amada, a Japón, al lugar que tanto había extrañado.

Mi aventura por Alemania había sido un torbellino desastroso, un capítulo que anhelaba cerrar. A mis diecinueve años, estaba determinada a encontrar mi camino, libre de los enredos románticos que habían empañado mi recorrido. Había aprendido la lección de que el amor no era mi juego. El recuerdo aún ardía, cómo mis emociones se habían derramado inútilmente por alguien a quien consideraba imprescindible. ¿Recuerdan el mito del hilo rojo? Esa fantasía se desmoronó, revelando que era un mero cuento, una farsa que nos hacen creer para adentrarnos en un mundo ilusorio. Nos enseñan a amar, a depender, pero nos dejan indefensos ante el abandono, como si fuéramos simples fantasmas en el universo vasto y frío. Idealizamos el amor, sin que nos preparen para el estruendo ensordecedor de un adiós, sin importar la forma en que se presente.

- ¡Naruto! - exclamé, corriendo hacia él con una sonrisa que iluminaba mi rostro. Busqué con ansias a alguien más a su lado, pero mi búsqueda fue en vano. La sonrisa se desvaneció al percatarme de que, una vez más, había ocurrido lo mismo. - No ha venido, ¿verdad?

- Lo siento... Sakura, he intentado hablar con él, pero no tengo idea de qué le sucede - Naruto se disculpó. Un mes completo había pasado desde la última vez que había visto a Sasuke. Durante los últimos dos meses, su comportamiento había sido extraño, y Naruto había compartido las tensiones bajo las que ambos se encontraban debido a las expectativas abrumadoras que les imponían. - Tengo una idea. ¿Qué tal si le damos una sorpresa?

- ¿Cómo?

- Sí, vayamos a Múnich. Podemos tomar el tren de alta velocidad y llegar en unas dos horas aproximadamente. Estoy seguro de que se pondrá muy contento de verte. Además, yo puedo conseguir una habitación separada con mis compañeros, así tendrán tiempo a solas.

- ¿En serio? Pero acabamos de llegar... Ambos hemos invertido dinero y...

- Anímate, Sakura. Te aseguro que no te arrepentirás.

Jamás cruzó por mi mente que lamentaría cada segundo de aquel viaje. Pero en esa travesía descubrí una faceta desconocida de Sasuke, una que nunca debí confiar, una que jamás debí creer ciegamente. ¿Dónde residía el problema? ¿En él o en mí? Pensé que había descifrado los secretos de Sasuke, pero en realidad estaba a años luz de comprender su verdadera esencia. Llegué a una conclusión desgarradora: Sasuke nunca albergó por mí el sentimiento que pregonaba a los cuatro vientos. Aun así, ¿acaso debí sorprenderme? ¿Debería ahora ahogarme en lágrimas? Noches interminables se desvanecieron entre sollozos. Mi sensibilidad, cual maldición, se aliaba con el dolor de las despedidas. Cada adiós se convertía en un cuchillo que se hundía en lo más profundo de mi pecho, un cáncer sin esperanza de cura. Derramé lágrimas no solo por dejar atrás recuerdos que habían sido mi mundo, sino también por la amargura de que todo concluyera así. ¿Qué diablos sucedió? Las bellas y falsas palabras que Sasuke tejía con maestría se desmoronaron en un instante. Ese día, grabado a fuego en mi memoria, sigue tan fresco como si el tiempo se hubiera detenido.

Tropiezo con el amor | Segunda TemporadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora