Saboreé cada uno de sus besos, disfrutando de su dulzura mientras él me llevaba suavemente hacia la cama. En ese momento, nada más importaba en el mundo, solo estábamos él y yo. Su toque encendía mi cuerpo, cada caricia me hacía temblar de placer. Cuando nos entregábamos el uno al otro, nuestros cuerpos se fundían en uno solo. Amaba sentirme completamente suya, adoraba ver su sonrisa y la mirada lujuriosa que me dirigía cuando admiraba mi figura. Deseaba pasar una eternidad a su lado, deseaba que fuéramos solo él y yo para siempre, que este sueño en el que me encuentro nunca termine... No me importaría entregarme a él una y otra vez. Cada roce brusco de sus manos sobre mi piel me estremecía, mi cuerpo reaccionaba ante sus caricias, sus besos, su mirada. Él era mi invierno frío y yo era ese sol radiante que calentaba su cuerpo en los días más helados. Después de todo, habíamos atravesado juntos esa pesadilla y salido fortalecidos.
- Chernobyl... Me voy a empapar de ti. - Pronunció esas palabras que me supieron a gloria, cerré mis ojos y con una sonrisa en mis labios le susurré un "sí, hazlo". Recorrió con besos toda la parte superior de mi cuerpo, deteniéndose en mi abdomen donde se detuvo. - En el futuro serás la madre de mis hijos, Sakura. - Me reí ante lo que había dicho, me dejaba llevar por él, tal vez, si estamos juntos en el futuro, me encantaría llevar a su hijo en mi vientre. Suspiré cuando volvió a atacar con besos, mi cuerpo se retorcía de placer porque él, así como un invierno, me quema como el fuego... - Siempre te amaré, Chernobyl.
- ¡AAAH! – Me desperté de golpe, empapada en sudor y completamente desorientada. Al mirar el reloj, vi que eran las 2:00 de la madrugada. Una mano agarró mi brazo, lo que me hizo saltar del susto. - ¡NO ME TOQUES! – Grité sin siquiera darme cuenta de dónde estaba. Todavía estaba en estado de shock por lo que había experimentado. ¿Había sido un sueño? Mi cuerpo estaba empapado en sudor, me sentía sofocada, y las lágrimas amenazaban con brotar en cualquier momento. Sabía que estaba al borde de un ataque de ansiedad.
- Eh, eh... Cerezo, soy yo, Levi. ¿Has tenido una pesadilla? – Inmediatamente al escuchar la palabra "Cerezo", giré mi cuerpo hacia él y lo abracé con fuerza, dejando que las lágrimas brotaran. Había sido una pesadilla, un mal sueño, algo que mi subconsciente me había enviado. No entendía por qué. Tenía miedo. Me aferré a su camiseta de pijama mientras sentía golpes en la puerta. Miré a mi alrededor, recordando que me encontraba en la casa de Levi, donde había pasado la noche.
- ¿Levi? Soy Hange. ¿Todo bien? – Se escuchó la voz de Hange del otro lado de la puerta. Intenté tranquilizarme, pero aún sentía miedo. Mi cuerpo temblaba y no podía separarme de Levi. Tenía miedo de dejarlo ir, como si temiera que no regresara. Era absurdo, por supuesto, ¿verdad? - ¿Puedo entrar?
- Sí, pasa. – Levi levantó la voz lo suficiente. La puerta se abrió, dejando entrar a Hange y la luz del pasillo que rompió la oscuridad de la habitación. Intentaba tranquilizarme, pero aún me costaba. Sentía un ahogo desesperado en mi interior, como si una mano fría y fantasmal apretara mi garganta y no me permitiera respirar. Había una parte de mí que quería gritar, otra que sentía un miedo tan abrumador que parecía devorar mis pensamientos y paralizarme. Era esa parte la que me estaba asfixiando, sumiéndome en un terror profundo y agobiante.
- ¿Sakura? ¿Estás bien? - Escuché la voz de Hange cerca de mí, sus manos tomaron mi rostro mientras las aparté rápidamente, no quería separarme de Levi, deseaba quedarme a su lado. - ¿Qué ha sucedido?
- No lo sé, ha tenido un mal sueño. No hables tan alto o se despertarán. – Respondió Levi
- Lo que me sorprende es que no se hayan despertado con los gritos que Sakura ha dado...
ESTÁS LEYENDO
Tropiezo con el amor | Segunda Temporada
RomanceSegunda temporada de Tropiezo con el amor.