Prólogo.

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Prólogo
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Descripciones era lo que le faltaba en estos momentos, nubes dándole problemas a la personificación de su mente de procesar lo que estaba pasando.

Los humos que estaban en su cabeza poco a poco yéndose, cuando los humos relajantes viciosos del tabaco expresaron su confusión en un signo de pregunta.

Con humos o sin humos no entendía muchas cosas de las cosas que el chico al frente suyo hacía, o intentaba de implantar en las vidas de los demás.

Desde temprana edad conocía que el chico era más especial que los demás.

A veces sus fructuarios pensamientos le hacían dudar de la inteligencia del chico; magnifico con excelencia era lo que podía decir con poca dificultad de hacerlo. Un intelecto en muchas formas superaba el suyo cuando en formas lingüísticas de pelea ambos se enfrentaban en discusiones extrañas.

Muchas veces sus pensamientos le hacían cuestionar hasta su propia existencia como un ser humano, o en instancias, el chico hacia comentarios tan buenos que simplemente eran demasiados buenos para ser verdad.

En total, la definitiva respuesta a sus fructuarios pensamientos era que el chico era una total joya. Eso es poco.

El chico es una joya que es bañada constantemente en los rayos del sol. E indudablemente este chico era esto.

Fluyendo como olas invisibles en frente de su cara, respectivas olas fueron como la ilusión del mar en el aire, cada una de ellas tornando su fuerza poco a poco cuando más lo necesitaba.

Como resultado, pudo ver como los hilos más suaves y más caros del mundo como se median con las olas pasar. Entretanto bailar, la fría como ilegible mirada egresaba la situación de la bella.

Oro, ruby, y ademando la forma esbelta del hombre, sus palabras no agradando a las descripciones de melifluo que intentaba replicar en el chico.

Efervescencia, rojas, transparentes, como de cualquier cosa que veía a su alrededor que fuese líquido.

"Tan joven y bebiendo alcohol."

Mirada enfocaba en cada botella de vidrio que contenía líquidos que quería probar, pero que no se dignaba a preguntar durante la ocasión, daban los indicios de un alba, cuando la luz bajaba poco a poco de su altura, y enfocaba cada uno de sus restos en las cosas diminutas debajo.

La epifanía del chico era esa mirada tan seria, mirada que no distinguía de nada de lo que la sabia comúnmente.

"¿De qué hablas, viejo?"

Como buen invitado, y por los gestos tan familiares que se daban, no sintió que era necesario aplicar modales a la fuerza. La bonhomía del chico como era, y como estaba, era lo suficiente que necesitaba.

"Como digo, Naruto. Serás un genio de la hoja."

No comprendía como el chico se podía alterar tanto por tales palabras.

No humilde pero silenciosa sencillez, con gestos tan despreocupados, la mano del chico se alzó con calma para luego ponerse en su frente. La risa que poco a poco agarraba fuerza le dio sentimientos encontrados.

Esa risa sencillamente no era muy respetuosa cuando se hablaba con una figura de su estatus, pero a la vez, era una reacción que encontraba muy normal viniendo de una persona como Naruto Uzumaki.

"Simplemente... Inmarcesible."

Ahí comenzaba el chico con sus palabras de alto nivel de elegancia, palabras que comenzaban con significados bellos por la complejidad que demostraban. La nostalgia corriendo entre sus venas como punzadas de un pasado lejano que no podía volver a repetir. Años cuando se la pasaba entrenando personalmente al hombre joven que estaba a su frente.

Infinito OroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora