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El profesor Dumbledore ordenó que los estudiantes de Gryf­findor volviéramos al Gran Comedor, donde se nos unieron, diez minutos después, los de las demás casas, parecían confusos.

-Los demás profesores y yo tenemos que llevar a cabo un rastreo por todo el castillo. Me temo que, por vuestra pro­pia seguridad, tendréis que pasar aquí la noche. Quiero que los prefectos monten guardia en las puertas del Gran Come­dor y dejo de encargados a los dos Premios Anuales. Comu­nicadme cualquier novedad. Avisadme por medio de algún fantasma. Necesitareis sacos de dormir. Felices sueños.- Con un movimiento de la varita, Dumbledore envió volando las lar­gas mesas hacia las paredes del Gran Comedor.

Con otro movimiento, el suelo quedó cubierto con cientos de mullidos sacos de dormir rojos.

El director de Hogwarts cerró las puertas del Gran Comedor detrás suyo.

El Gran Comedor empezó a bullir de excitación.

Los de Gryffindor contábamos al resto del colegio lo que acababa de suceder.

-¡Todos a los sacos! ¡Ahora mismo, se acabó la charla! ¡Apagaré las luces dentro de diez minutos!- gritaba Percy en medio de gritos de asombro y de espanto.

-Vamos.- nos dijo Ron a Hermione, a Harry y a mí.

Cogimos cuatro sacos de dormir y nos los llevamos a un rincón.

-¿Creéis que sigue en el castillo?- susurró Her­mione con preocupación.

-Evidentemente, Dumbledore así lo cree.- expresé con angustia.

-¿Esto tú lo habías soñado?- me preguntó Ron.

Yo asentí, haciéndome un ovillo.

-Es una suerte que hayan elegido esta noche, ¿os dais cuenta? La única noche que no estábamos en la torre...- dijo Hermione mientras apoyaba los codos en el suelo para poder hablarnos mejor.

-Supongo que con la huida no sabrán en qué día viven. No se han dado cuenta de que es Halloween. De lo contrario, habrían entrado aquí a saco.- supuso Ron, haciendo que Hermione y yo tembláramos.

-¿Cómo han podido entrar?- esa era la pregunta más reiterada entre las personas que estaban a nuestro alrededor.

-A lo mejor sabe cómo aparecerse. Cómo salir de la nada.- dijo un chico de Ravenclaw, un año menor que nosotros.

-A lo mejor se ha disfrazado.- dijo uno de Hufflepuff, de quinto curso.

-Podría haber entrado volando.- sugirió Dean Thomas.

-Hay que ver, ¿es que soy la única persona que ha leído Historia de Hogwarts?- nos preguntó Hermione, perdiendo la paciencia.

-Estoy segura de que sí. ¿Por qué lo dices?- pregunté yo, con curiosidad.

-Porque el castillo no está protegido sólo por muros, sino también por todo tipo de encanta­mientos para evitar que nadie entre furtivamente. No es tan fácil aparecerse aquí. Y quisiera ver el disfraz capaz de en­gañar a los dementores. Vigilan cada una de las entradas a los terrenos del colegio. Si hubiera entrado volando, también lo habrían visto. Filch conoce todos los pasadizos secretos y estarán vigilados.- dijo Hermione.

-¡Voy a apagar las luces ya! Quiero que todo el mundo esté metido en el saco y callado.- gritó Percy a pleno pulmón.

Todas las velas se apagaron a la vez.

La única luz venía de los fantasmas de color de plata, que se movían por todas partes, hablando con gravedad con los prefectos, y del techo encantado, tan cuajado de estrellas como el mismo cielo ex­terior.

La menor de los Diggory 3 (Draco Malfoy y tú) TERMINADA ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora