Capítulo 24: Voy Hacer Que Cada Dia De Tu Vida Te Arrepientas.

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ARTHUR





Me quedé sentado en el asiento del vehículo sin moverme, no sé qué hacer, no sé qué paso seguir ahora, me siento un completo idiota, sería volver a repetir el mismo error con la misma persona por tercera vez.

Me bajé del auto y entré al edificio. Al bajar del ascensor en el piso en donde vive mi hija, caminé despacio intentando buscar las palabras para hablar con Catalina, pero al entrar en el salón me encontré con su madre.

— Señora Hernández — dije respetuoso, me miró triste.

— ¿Y Catalina? — preguntó preocupada mirándome.

— ¿No está aquí? — negó acercándose.

— No, se suponían que deberían estar firmando el divorcio a esta hora.

— Si, si lo firmó y se fue ¿Aún no llega aquí? — me negó.

— Dijo que después del divorcio saldría a un salón de belleza — le asentí.

— ¿Merianne?

— Durmiendo — respondió relajada y asentí saliendo del piso despidiéndome.

Salí a la calle, miré hacia la Quinta Avenida y me frené antes de subirme al auto, me quedé pegado en Central Park, porque me recuerda a ella, su sonrisa y el reflejo del atardecer en su cabello. Puede que incluso ese último picnic en Central Park ya estaba embarazada y no lo sabíamos.











Hunk me estaba mirando sin saber qué decir.

— ¿No has hablado con ella?

— No, tenia cita en un salón de belleza algo así.

— ¿Y qué piensas hacer?

— Hablar con ella — suspiró mirándome — ¿Cometí un error?

— Es que si Catalina lo firmó — respondió como si fuera obvio — Pudo haber inventado cualquier excusa para no llegar a firmarlo, pero lo hizo.

— Porque yo se lo pedí — respondí acabado — Me pidió que lo pensara, que a lo mejor si podríamos solucionar esto, y yo le dije que quería hacer mi vida con otra persona que de verdad estuviera enamorada de mi desde el principio, por eso llegó a firmarlo.

— Se va a enojar cuando le cuentes, pensara que estás jugando con ella — me restregué el rostro superado.

— Te juro que quería firmarlo, pero no sé, no pude, no sé qué me pasó — me salió la frase llena de rabia, Hunk me abrazó contra él — A pesar de todo lo que me ha hecho no puedo sacármela de aquí y la estoy odiando por eso.

— Pero debieron hablarlo, yo estaba igual que tú, hasta que hablamos con Louise y nos contamos absolutamente todo que lo que sucedió, ahí nos entendimos y aprendimos a perdonarnos.

— Pero es que me siento idiota, le creería todo lo que me dijera y si es una mentira y simplemente Catalina es así.

— Se supone que ese es el riesgo de enamorarse, confiar ciegamente en la otra persona si no de qué sirve, Arthur siempre estarás estancado si no hablas con ella, siempre pensarás que ella no te amo y a lo mejor no es así — le asentí — Admito que también la odio por verte sufrir así, pero al mismo tiempo cuando está frente a ti es una Catalina diferente.

— ¿A qué te refieres con una Catalina diferente? — levantó sus hombros.

— Es de carácter fuerte, se nota en su mirada y su actitud, como se para frente al mundo, pero cuando estás tú es como si algo se quebrara, no es esa Catalina fuerte, es alguien vulnerable en tu presencia, eres su Talón de Aquiles y eso se debe significar algo, cambia todo en ella, como habla, como se mueve, su mirada cambia, hasta la forma en que respira cambia cuando estás tú en una habitación, la he estado observando demasiado, Louise me apostó a que Catalina está perdidamente enamorada de ti — sonreí como un idiota — No deberías estar aquí encerrado sabiendo que en otro lugar esta la mujer que amas con tu hija.

La Culpa Fue De Tus Ojos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora