Capítulo 5: La Ultima Vez Que Le Hice El Amor.

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ARTHUR



Suena un despertador, me molesta el sonido, hasta que Catalina se movió a mi lado y lo apagó.

— Ay no me quiero levantar estoy tan cansada — abrí mis ojos, veo a Catalina borrosa — Eres hermoso flaquito — sonreí y Catalina me abrazó pasando las manos por mi cabello despeinándome — Mío mío mío — sentí que los latidos se me dispararon.

— Lo siento, pero aún no te veo bien — se puso a reír, sentí que se movió y de pronto me estaba poniendo mis anteojos, está desnuda apoyada sobre mi pecho — Eres un sueño — sonrío, se acercó besándome.

— Vamos, llegaremos tarde a nuestros empleos — asentí, Catalina se levantó, ella se fue a duchar y yo solo me vestí.





— ¿Te puedo ir a dejar al trabajo? — me miró feliz.

— ¿No llegarás tarde al tuyo?

— No, o sea no tengo un horario fijo de llegada y si no hay una reunión importante puedo atrasarme un poco — me abrazó llenándome de besos el rostro.

— Perdóname por el otro día, fui tan idiota.

— No, no, yo soy el idiota.

— No, y quiero decirte algo así que por favor escúchame — asentí atento, demasiado nervioso, a lo mejor no le gusto, me acomodé los anteojos mirándola — Algunas mujeres estamos tan acostumbradas a que si le gustamos a un hombre, este se nos acercará y será evidente, o intentará besarnos, a veces incluso a la primera, u otro tipo de cosas no sé, pero tú no, tú eres diferente, eres un caballero, estabas dándome a elegir si escogerte o no, y no apresurando o forzando las cosas, me dabas mis espacios, sin dejar de ser atento, romántico y caballero, y yo soy la idiota que no lo estaba valorando, que no estaba logrando verlo, por un momento pensé que no te gustaba porque realmente no intentabas nada más allá, pero era solo porque estaba acostumbrada a otro tipo de hombres en mi vida, además de que uuuuyy no quiero, no quiero sentir cosas por un hombre aún, le tengo terror a lo que la gente dice que es el amor, porque para mi el amor es sinónimo de sufrimiento, así que gracias, gracias porque a pesar de ser una idiota esa noche, estás aquí, dándome otra oportunidad.

— La verdad es que pensé que tú me estabas dando a mi otra oportunidad de hacer las cosas bien — Catalina me miró boquiabierta.

— Noo Arthur, noo, tú haces todo perfecto, y esto que sucedió anoche fue hermosooo, jamás en la vida había sentido que alguien verdaderamente me estaba haciendo el amor y nunca me había sentido tan amada, nunca, lo prometo — tengo ganas de llorar de felicidad, la besé esta vez con más confianza, Catalina se sentó sobre mi — Ay no no no, no podemos llegar tarde — se separó enseguida de mi, me puse a reír y salimos del piso donde alquila habitación para caminar al metro.

La dejé afuera de la cafetería, nos despedimos de un beso.

— Eres muy hermosa — sonrió de forma adorable y muy feliz, me besó de nuevo, pero me soltó de forma brusca entrando a la cafetería.

— Lo siento, es que o si no, no podré soltarte — entró riéndose y sonreí mirándola embobado, sentí que tomé aire, no me puedo creer que anoche haya sucedido mi primera vez con ella, ahora jamás podré olvidarla, me dejó vuelto loco, quiero sentirme así todas las noches de mi vida desde ahora en adelante.








— Mmm hola hablo con el señor Jonas.

— Con él, ¿Con quién tengo el placer.

— Soy Arthur Cruz.

— A señor Cruz, ¿Cómo se encuentra?

— Muy bien, lo llamo para informarle que tengo visto los pisos que quiero visitar, si podría darme horarios y fechas.

La Culpa Fue De Tus Ojos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora