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<<<Salir a comer>>>

\Narrador omnisciente/

Era un domingo por la tarde, exactamente a las 4:50, ya se iba haciendo la hora de dicha salida acordada así que Nene se estaba terminando de arreglar, se colocó sus calcetines de pikachu y zapatos negros para tomar su celular, cartera y salir al parque dónde sé iba a encontrar con la chica de nariz de botón.

Ya estando en el parque se dedicó a ver los árboles y flores que yacian ahí, eran moradas y por alguna extraña razón le recordaban a su querida Ateate. Suspiró para relajarse y cerrar los ojos, seguro ella tardaría un par de minutos más en llegar, total no la podía dejar morir ahí sola, ¿cierto?

En otro lado podíamos ver a Ateate caminado a paso apresurado para llegar a su destino, se le hizo tarde ya que la hora del encuentro sería a las 5:00 y ella estaba llegando un poco más de las 5:13, no quería hacer esperar a la azabache pero se tardó en encontrar las prendas que llevaría para ese día y no sé percató de la hora.

Ya a una cuadra del parque vió a una pequeña niña vendiendo bugambilias moradas, se detuvo a su lado y le compró un par, no sabía que haría con ellas ya que lo hizo por inercia pero sabía que las utilizaría en un futuro muy cercano. Luego de esa pequeña parada centró su atención en su reloj ubicado en su muñeca derecha, abrió los ojos de la impresión al ver la hora que daba: 5:26.

Caminó deprisa a la entrada del parque dónde visualizó a una azabache de baja estatura sentada en una banca cercana a un árbol grande, fué directo hacia ella pero antes de saludarla paró en seco, se colocó atrás de ella y cubrió sus ojos con sus manos para hacerle una divertida petición.

–Adivina quien soy– Pidió alegre entre risas

–¿oh?– la pecosa se sorprendió por el repentino contacto pero igual ya sabía de quién se trataba–hmm, déjame adivinarlo, ¿Ateate?– dijo fingiendo dudarlo

–Nop– mintió y siguió cubriendo los ojos oscuros

–¿Eh?– se giró desconectada, al girarse  se encontró con la peli-castaña y la miro sería

–¡Boo!– exclamó aún riendo

–¡No hagas eso!– reclamó abrazando a la más alta

–Jeje, lo siento es que fué muy chistosa tú reacción– se escuso tomando asiento

–Hm, bueno, ¿que tal estás?– preguntó feliz por la presencia ajena

–Muy bien, ¿y tú? ¿No te hice esperar demasiado? Lamento llegar tan tarde es que hubieron unos contratiempos y no pude venir antes– interroga preocupada y se escusa la armadora

–Me alegro, muy bien la verdad, nop, tampoco llevo mucho aquí– admitió la  chica con parentesco a un pollito

–Que bien.. mira, es para ti– le extendió la bugambilia sorprendiendo a la mayor

–¿En serio?– en sus mejillas se instaló un color rosa pastel por el bonito acto– ay, no tenías porque– dijo muy avergonzada por lo linda que se comportaba su acompañante, sentía que no merecía tanta amabilidad

–Claro que si, además que lo hice porque me gustaron y me recordaron a ti– se le escapó aquello, inmediatamente se dió cuentas de sus palabras y no pudo evitar apenarse

–¡Muchas gracias!– agradeció a la chica de piernas largas y le dió un fuerte abrazo, la cuál lo recibió gustosa y sonriente

–Dime ¿que quieres hacer hoy?– cambio de tema, nunca planearon nada concreto y quería aprovechar la tarde

¡Ateate, me gustas!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora