¿Área? ¿Laberinto? ¿Penitentes? ¿Larcho? ¿Calzones de corredor?
La llegada de Chuck es un golpe bajo para los habitantes del área, sí eran capaces de mandar a un niño de 12 años a un lugar tan horrible como en el que estaba encerrados no querían sab...
Se sentó en la esquina de un pasillo recargando su espalda en los muros, su respiración era agitada y los pulmones le pedían a gritos más aire del que su boca podía tomar, hacía semanas que realizaba el mismo recorrido y su cuerpo aún no lograba acostumbrarse del todo.
De la mochila en su espalda sacó su almuerzo, realizado especialmente por su hijo -quien convenció al pobre Sarten a hacerlo él solo- ¡pero vamos!, ¿Quién se resistiría a esos ojos avellana encantadoramente lindos y pequeños, exacto, nadie, y el cocinero no era la excepción.
Que aunque tenía miedo de que rompiera sus preciadas ollas, no podía decirle que no al pequeño Sam que se levantaba demasiado temprano para preparar la comida de su mamá y más cuando el "tio sarten" venía incluida en el saludo de buenos días.
Dio un mordisco a el sándwich de huevo que con todo su amor el pequeño Sam "preparó" él solo.
Un sonido a lo lejos la hizo levantarse, guardo todo en su diminuta mochila y colgó el machete que llevaba a un costado suyo. Pronto la sección de cerraría y con ella también las puertas del laberinto, comenzó a trotar dejando atrás la sección número siete, se encontraría con Minho y Ben en la entrada Norte mientras lo además corredores saldrían de las demás puertas.
Doblo en una esquina encontrándose con los cuerpos de los corredores recargados en el muro esperándola, aceleró su paso haciéndose notar para que los chicos comenzarán a trotar a la salida. Con la muy poca luz del sol dando directo por dónde venían listo para esconderse entre la pared Sur, pudo divisar la vegetación y los muchachos del claro realizando sus tareas diarias para después sentir el pasto golpeando sus tenis de corredor - o así lo había mencionado el asiático que fue el encargado de explicarle todo personalmente - que eran distintos a los de los demás.
A lo lejos pudo escuchar risas escandalosas, sacando una sonrisa de sus labios, entre el huerto corrían los pequeños Sam y Chuck, jugando a las atrapadas, suponía ya que se perseguían entre sí. Chuck, el había llegado un día antes que ellos al área, es por eso que los muchachos estaban tan alterados, era algo anormal para ellos que la caja subiera justo un día después de la llegada de un novato y más aún cuando está contenían un par de novatos más, incluso llegaron a pensar que su presencia causaría cosas malas para todos, pero al ver qué todo seguía normal dejaron de darle importancia.
Entraron a la sala de mapas y se encargaron de trazar el recorrido de ese día, como hace tres largos años, pero para la chica solo eran cortas tres semanas.
Salió directo a la cocina pensando que llegaría hasta a rogar por qué le dieran un gran vaso de agua, más para su fortuna no tuvo que llegar tan lejos, porque a pasos algo apresurados venían Chuck y Sam a jalones para llegar primero que el otro con un vaso de agua en sus manos, una escena graciosa y tierna a la vez.
