¿Área? ¿Laberinto? ¿Penitentes? ¿Larcho? ¿Calzones de corredor?
La llegada de Chuck es un golpe bajo para los habitantes del área, sí eran capaces de mandar a un niño de 12 años a un lugar tan horrible como en el que estaba encerrados no querían sab...
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-- Cuidado ahí afuera -- dijo mirando fijo a los ojos del asiático, gritando con la mirada, cuídala
-- estaremos bien rubio no te preocupes -- contestó la chica mientras hacia calentamiento
Rubio, así lo llamaba desde hace dos semanas, no era el apodo que esperaba pero le demostraba que le tenía cariño ¿No?, pues eso era suficinte para él, suficiente para acelerar su corazón que solo gritaba que lo amen, pero no cualquiera, si no que gritaba que lo amara ella, nadie más que ella.
-- cuídate mucho... es decir cuídense mucho -- ay Newt no sabes que lastimas el corazon de la chica por la cual late el tuyo.
-- ¿Quién crees que somos?, puede que los demas corredores no sean tan listos, pero ¿Nosotros?, ubicate larcho -- Minho y su ya conocido ego no se hicieron esperar.
-- bien, deberían irse ya, los demás corredores se fueron desde hace cinco minutos --.
-- ¡Mami! -- un pequeño grito infantil se escuchó.
-- ¿Sam, que haces despierto tan temprano?, te dije que solo una vez y ya -- dijo mientras de arrodillaba a recibir su abrazo.
-- solo quería despedirme de ti, decirte también que hoy pasaré todo el día con pa... con Newt, que el tío Sarten y yo prepararemos un pastel con las manzanas del árbol que cuido y que Chuck y yo te vamos a extrañar mucho -- terminó alargando la "o". Casi decía aquella palabra con la que Newt lloró el día anterior, pero así como verdades salieron a la luz el día anterior sin que se dieran cuenta, verdades saldran en unos días más, de eso se encargará Sam.
-- bien, se que Newt te cuidara bien -- terminó la conversación con un beso en su frente para ponerse de pie enfrente de la puerta Norte. Dando una última mirada a el rubio mayor repitiendo con la mirada las mismas palabras que él al asiático, cuidalo.
-- uno, dos, ¡Tres! -- gritó Minho para salir a una velocidad impresionante para ambos rubios que se habían quedado en el área.
Vieron a Ben dar vuelta a la izquierda, a Minho ir recto hasta perderse en una esquina y por último, a la chica de su vida dar vuelta a la derecha, adentrándose en aquel lugar de muerte al que muy pocos se atrevían a entrar.
( . . . )
-- ¿Papá? -- el rubio más grande volteo a el llamado de Sam, ocultando lo emocionado que estaba ante la mención de esa palabra, aún no terminaba de acostumbrarse, pero sin duda nunca se iría la emoción de escucharlo decirlo -- ¿Cuando le dirás a mamá?, bueno, ¿Cuando le diremos? --
-- ya lo habíamos hablado ayer hijo -- ahora era el turno del rubio miniatura de ocultar su emoción.
-- si, pero yo quería saber cuándo le dirás a mamá lo que sientes -- solo volteó a seguir sacando las malezas de las moras -- ¿Papá? -- cuando rodeó su cuerpo, al verle la cara fue cuando se dio cuenta que su papá tenía la cara algo roja y caliente por lo que sintió al tocarle la mejilla -- ¿Tienes miedo? --.
