Al llegar a la estación de tren, un agente me sacude para despertarme y me alarga un par de zapatos. Otro me escolta hasta el baño y permanece en guardia. Después me llevan a un pequeño tocador privado y me dan un sencillo vestido negro para que me cambie. Me visto tan despacio como puedo, mientras intento atravesar la bruma que nubla mi mente.
Sabía que tenía que dejar Weetmare, pero nunca imaginé que irían a recogerme, pensé que sería por mi propia cuenta sin disturbios ni muchedumbres. Probablemente sea la fama que tenga de escapar de situaciones como estas, no estaría nada sorprendida si me estuvieran vigilando desde mi alojamiento en Weetmare.
Ingreso al tren en donde Astor está recostado en un sillón rojo.
- ¿Habías viajado antes en primera clase? – pregunta cuando entro al vagón, tratando de entablar una conversación mientras se levanta para recibirme.
Alzo una ceja. No estoy dispuesta a tratarlo como un amigo.
- Lo imaginaba. Tratándose de la hija de uno de los hombres más poderoso de Nebulous, debes tener cierto favoritismo, al menos en los últimos quince años. – sonríe y por primera vez distingo una arruga en su piel implacable. Por "en los últimos quince años" sé que se refiere a el hecho de que hasta ese entonces pude viajar con libertad sin necesidad de guardias.
Astor marca la pauta, mientras yo camino a su lado por la cabina del tren. Se detiene en la siguiente limpiándose el calzado. Me indica con un gesto que lo acompañe al restaurante y un camarero nos conduce al entresuelo de la segunda planta. A pesar de haber poca gente, el barullo es casi ensordecedor.
- Señorita, necesito su número preferente. – dice el camarero, observándome con actitud despectiva.
- Es mi huésped. ¿Necesita ver mi NP? – responde Astor, sus palabras son más un desafío que una pregunta.
El camarero dirige los ojos hacia él y su sonrisa altanera se desvanece.
- Embajador Zars, discúlpeme. No lo había reconocido. Solo noté a la chica.
Algo en su manera de decir "chica" me incomoda.
- No hace falta que se disculpe. Me imagino que no todos los días vienen chicas como ella. – comenta observando mis curvas. Astor se ríe y el camarero lo imita. De seguro tomara una copa para celebrar su ingenio.
- No nos habían informado que pasaría por aquí, de lo contrario habríamos estado preparados.
- Es una Damler algo especial, así que fue imposible haberlo previsto.
- Entonces ella es...- me observa con admiración.
Es una Damler más. Trátala igual que uno de mis invitados. - hay cierto tono de advertencia en su voz y el joven asiente solamente con la cabeza.
El camarero atiende todas mis necesidades, aunque no me permite escoger la comida. Y, por si fuera poco, todos los hombres alrededor me están observando. Es la mirada descarada de los pasajeros que me llevan a un descubrimiento. Al mirar de nuevo distingo el perfil de los trajes y sombreros de fieltro, ¡son profetas!
Yo sabía que por alguna extraña razón ellos no pueden verme en sus augurios, eso explicaría el comportamiento del mesero, por lo que ahora mismo deben estar bastante sorprendidos. Sin embargo, en cuestión de instantes sus expresiones cambian, noto que la única chica aparte de mi está sirviendo en la barra. Restriego mis manos sobre el dobladillo del vestido y me doy cuenta del calor que hace.
- Vaya grupo de degenerados. - dice Astor, riendo entre dientes -. En realidad, hoy en día no hay muchas mujeres con tus capacidades que no tengan marido.
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Affliction - Cara
Science Fiction¿Cuál es el precio de la inmortalidad y de un mundo sin enfermedades? Scarlett al fin tiene que enfrentar su destino y convertirse en aquella dignataria inmortal que todos esperan ¿o no?