Cuatro

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La puerta se abre ante nosotras. En el interior se encuentran varios de los invitados rodeados de música y cangrejo. Dos agentes nos conducen hasta el final de unas largas escaleras de plata y nos acompañan en dirección a una hilera de sillas cuidadosamente colocadas alrededor de la mesa.

- Suerte. – escucho a Elizabeth decir antes de desaparecer y dejarme sola en una mesa, repleta de extraños.

Al sentarme con los demás, trato de mantener una expresión neutra. Noto que varios se han dividido en pequeños grupos, cuchicheando entre ellos y riendo entre sí. Muestran gran familiaridad, al parecer me he perdido de varias cosas mientras estaba en la celda.

La chica de pelo rizado se deja caer en la silla que hay junto a la mía. Percibo el intenso aroma a coco que desprende. De cerca, su piel es perfecta y unas largas piernas sobresalen de su falda de tubo. No puedo evitar sentirme algo celosa de su exótica belleza y de lo relajada que parece estar. Para mí sorpresa, se da vuelta y me habla.

- Nos dividieron en grupos. Tú estás en el mío.

- ¿Parezco perdida? – pregunto con una sonrisa avergonzada.

- No, abrumada – responde -. Es fácil saber que eres nueva, por qué la mayoría de nosotras compartimos habitación.

- ¿Comparten habitación?

- No todo el mundo recibe una individual -sonríe, exhibiendo una dentadura sorprendentemente blanca tras sus labios color cereza.

- Lo siento, parece que me llevas ventaja. – siento curiosidad por saber cómo se ha enterado esta chica de mi situación-. Soy Scarlett.

- Lo sé. – responde -. Mi nombre es Amelia. Mi padre es un importante hombre de negocios en una de las más importantes corporaciones de Nebulous, Firepool, y mi madre es una doncella encargada de la limpieza de esta, y ella me enseñó que, si quieres enterarte de los chismes más interesantes, lo mejor es hacerte amiga de tus sirvientes. Y ahora mismo, los chismes más interesantes se refieren a ti.

Pienso en las personas que me sirven la comida, que atizan el fuego, que me traen ropa y me siento elitista y presuntuosa. Estoy segura de que es así como me ven, como una candidata codiciosa y hambrienta de poder. Nunca se me había ocurrido que pudieran ser fuentes de información. O que estuvieran vigilándome.

- Lo recordaré.

- Pero ten cuidado. – añade Amelia, bajando la voz para que nuestra conversación pase desapercibida. – En tu nivel, presta más atención a quien te sirve. Sobre todo, con tu historial.

- ¿Mi nivel?

- Por favor, ¿Piensas que todas vivimos a cuerpo de rey? No me malinterpretes, yo estoy encantada con mi situación actual, pero todo el mundo en Moorland se pregunta que ha llevado a una candidata supuestamente ineficaz a la sima de la torre alta.

Mi mente da vueltas, tengo una idea bastante exacta del porqué estoy recibiendo un trato especial, y no tiene nada que ver con el favoritismo.

Amelia me lanza una mirada escéptica, poco convencida de que sea tan ingenua como intento aparentar. Si quiere insistir en el asunto, pierde su oportunidad. Por suerte, Astor aparece arribando el escenario y saludando a la multitud a la par de varios aplausos.

- Sean bienvenidos a la fase de instrucción. – dice Astor con una sonrisa-. Ser convocado para servir a la hermandad es un honor y el honor llega acompañado de privilegios. Moorland quiere asegurarse de que la transmisión hacia su nueva vida sea tranquila y agradable. Durante el periodo de instrucción se les asignará un mentor personal a cada uno de ustedes. Ellos estarán a cargo de responder a sus preguntas y orientarlos sobre la conducta y la vestimenta.

Affliction - CaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora