17. Invitaciones

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Christine

La capitana estaba en mi casa, Emilia estaba en mi casa. No pudo negarse a la invitación de mi padre y que bueno que no lo hizo, porque si se negaba mi padre la vería como un mal acto.

Interponerme tampoco era algo justo para hacer, levantaría sospecha con papá y no quería que pensara cosas que no son.

—Tus abuelos hablaron para una comida familiar —me detuve de golpe

Mi padre camino con ella delante de mí, coloco una mano en su hombro.

¿Comida familiar? ¿justo hoy?

Mierda.

Me apresure a seguirlos, a medida que caminábamos por mi casa ella iba viendo todo al rededor, estaba atenta a la charla que estaba teniendo con mi padre y me miraba de vez en cuando, mis nervios me estaban acabando. Pasamos por la cocina para ir al patio trasero, me detuve en seco cuando vi a mis abuelos en la mesa, y una figura conocida junto a ellos, ¿Sería posible?

Apresure mis pasos y pase al lado de mi padre y Emilia, entonces confirme todo cuando vi al esposo de mi hermana.

—Elia —se levantó en cuanto me vio— dios, te extrañe

—Yo también a ti, enana —empezó a reírse— lloverá porque me abrazaste y aceptaste que me extrañas

—No me interesa —conteste sin alejarme de ella, siguió riéndose

Aquel abrazo era algo más que eso, era mi hogar, tenerla cerca, sentirla, olerla, a mi mente llegaron todas esas veces en que ella estuvo ahí para mí, la primera vez que caí, la primera vez que me humillaron, la primera vez que necesité ayuda de alguien, ella siempre estuvo ahí, más que como una hermana mayor, estuvo como una madre. Elia era eso para mí, era la madre que siempre necesite.

Quería llorar, pero no era el momento apropiado para hacerlo.

—Hay tantas cosas que platicar nos —asentí

—Christine, cariño. ¿Nos haces el honor? —mi padre señalo a Emilia

—Abuelos, hermana, cuñado. Ella es Emilia Matthews —sonrió

—Mucho gusto a todos

—Me agrada esta niña

Sabía que lo haría, mi abuela seguramente ya quería conocerla completamente—algo que yo no he hecho— por el simple hecho de cargar un uniforme de fútbol.

—¿Vienes de un partido, querida? —ahí estaba, mi abuela empezaba a interrogarla

Se sentó a mi lado, quedando al lado de mi abuela para poder hablar mejor con ella

—Familia —mi tío Francis hizo su presencia en mi pateo, detrás de él venían los padres de Stella y los de Damián

Stella se detuvo en seco al ver a Emilia en mi pateo, en la mesa y más que nada, hablando con mi abuela—no la culpo, es algo que aún no asimilo—, siguió caminando, pero sin despegar su mirada de ella, llego hasta mis abuelos para saludarlos.

—Seguramente ustedes se conocen ¿cierto? —tome una copa de jugo para disimular mi sonrisa

Stella forzó su sonrisa y asintió.

—Sí abuela, Emilia ¿cómo estás? —Emilia sonrió— ¿Que tal el juego?

—Todo tranquilo, justo le estaba contando a tu abuela de el

—Genial, si me disculpa —tomo la silla de mi lado y se sentó ahí—, quiero una explicación —murmuro mirando a ambos lados— ¿tan rápido van que ya la traes con la familia?

Un juego a la vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora