51. Naturaleza

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Christine

Hoy le quitaban el yeso a Emilia, por fin. Debo admitir que eso era un gran alivio tanto para ella como para su familia, y para mi también, porque en lo personal, no le gustaba ver a Emilia sin hacer lo que le gusta, extraño ver lo feliz que se ponía cuando sabía que tenia un entrenamiento o tenía que jugar, afortunadamente esos días terminaron, ahora solo quedaba empezar con las semanas de terapias, pero eso no era tan complicado.

—Quedo listo lo que pidió, presidenta

—Gracias Damián —tome los papeles que dejo— ¿algo más que estemos olvidando?

—El trofeo llega mañana, y las medallas también —mire a Stella que venían entrando con un par de papeles en mano—. Solo tenemos los trofeos de los chicos

—De acuerdo, mañana los recibiremos sin atrasos —firme los papeles que dejo en mi escritorio

—Debemos empezar haber lo de la graduación —bufé asintiendo—, hablo de la fiesta —la mire

—Lo sé Stella, se a que te refieres

—Las ayudaría, pero no tengo los mismos gustos que ustedes para eso —comento Damián alejado de la conversación

—¿Tenemos presupuesto?

—Para las decoraciones sí —agusto sus gafas—, contando la mensualidad del mes que viene, nos dará para pagarle a las bandas o, como ellos quieran negociar —asentí

—De acuerdo, terminemos con los papeles de los de último año, mañana veremos que estén los trofeos y las medallas completos —mire a Stella anotando— y, la semana que viene empezaremos a ver la fiesta de la graduación

—De acuerdo, presidenta

—Presidenta son las dos y media —mire la hora en mi computadora para confirmar aquello

—Mierda —me levante del escritorio

Cerré los programas para luego apagar mi computadora, empecé a guardar los papeles en mi maletín.

—¿Nos vamos temprano?

—La cita para que le quiten el yeso a Emilia es a las tres —mire de reojo a Stella—, te lo dije hace unos días, pero últimamente andas un poco distraída —giro sobre su propio eje evadiéndome

Una vez que termine de guardar mis cosas, salimos del salón para dirigirnos a la entrada del colegio, los choferes ya nos estaban esperando. Me despedí de los chicos para darles las indicaciones al chofer, un mensaje de Emilia me hizo mirar mi teléfono.

Emilia: ¿Vienes?

Christine: Me atrase en unas cosas, te alcanzo en el hospital

Emilia: De acuerdo, nos vemos allá. Con cuidado

El transcurso al hospital no fue tan largo, subí al piso que sabía que era de mi hermana, y ella estaba junto a sus padres en el pasillo.

—Christine, creímos que ya no llegabas querida —sonreí

—Lo siento señora Matthews, me atrase en unas cosas

—Entiendo

—Hola —sonrió

—Hola

—¿Nerviosa? —negó con esa bella sonrisa

—Para nada, ya quiero que me lo quiten. Necesito volver a correr —no pude evitar reírme

—Ya estamos a minutos, tranquila

Un juego a la vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora