39. Charla con los padres

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Christine

Después de la salida de ayer Emilia y yo solo hablábamos por mensaje, yo estaba ocupada en mis asuntos escolares y ella en los entrenamientos, y por la escuela no podíamos vernos tanto, ya que su edificio queda mucho más lejos que el mío.

—¿Has encontrado algo?

—No —bufo—, no compartirá ese detalle conmigo —ajusto sus gafas—, pero tengo el permiso de Astrid Lennox —tome el papel en cuanto me lo entrego

—Genial —lo revise—, Stella

—Si, presidenta

—Escanéalo y envíalo por correo a la escuela donde se encuentra Lennox

—De acuerdo, presidenta

Unos golpes se escucharon en la puerta, seguí revisando unos documentos mientras ellos hablaban con la persona que toco la puerta.

—Hola, presidenta —la miré, no pude evitar sonreí

—Hola, capitana —sonrió

—¿Nos vamos? —mire la hora en mi computadora, era tarde

—Claro —guarde mis cosas mientras miraba a los chicos que hacían lo mismo

Emilia esperaba paciente por mí, su cabello estaba húmedo, dando a entender que acababa de salir de la ducha.

—Vámonos —asintió, tomo mi maletín antes de salir—, ¿Por qué no me dijeron que era tarde?

—Íbamos hacerlo, pero Emilia llego —justifico Damián

—De acuerdo, nos vemos mañana chicos

—Nos vemos

Esperamos que ambos subieran a sus autos para poder irnos, le agradecí a Emilia en cuanto me abrió la puerta de su auto.

—Es un poco tarde

—Sí, estaba tan concentrada que no vi la hora —salió del estacionamiento—, ¿Qué tal el entrenamiento? —bufo

—Pesado —hizo una mueca—, mañana es el gran juego, y por primera vez estoy agotada

—Entiendo, se alargó un poco más —asintió

—¿Cómo estas tú? —la mire—, ¿tuviste mucho estrés hoy?

—No demasiado —asintió

De camino a mi casa fuimos hablando de temas al azar, cuando entramos vi por la ventana que una camioneta venia detrás nuestro.

—Mi padre vine llegando —comente una vez que se estaciono

—Hace mucho no lo veo —comento mirando la camioneta

—Lo sé, ayer me pregunto que tal todo con la salida —alzo sus cejas ligeramente—. Te quiere —soltó una risa negando

Salió del auto y espere a que abriera la puerta, pero mire una vez más la camioneta, maldije por debajo al ver a mi madre salir de esta, le agradecí a Emilia una vez que salí del auto, no me había equivocado mi padre venía llegando, pero junto con mi madre.

—Emilia —la miro alegre—, que bueno verte

—Buenas tardes señor Lambert —tomo su mano en forma de saludo

—Christine, Emilia —mi madre la miro

—Buenas tardes señora Lambert

—¿Qué te trae por aquí? —me coloque al lado de mi padre que me abrazo en cuanto lo hice

Un juego a la vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora