Seis

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Gustavo no dejaba de ver la hora, había mantenido su matrimonio en secreto, continuo con su vida como si la vida de soledad no fuera nada, tampoco le interesaba.

Ya hace un año de ello y ahora para todos esperan que Soledad Tejeda salga de la cárcel en unos meses, puso y disfruto burlarse del rostro de Frenado estos meses que ha tenido a Soledad en su casa, si supiera el imbécil que ella ahora es su mujer.

Desde el primer dia que puso un pie en casa, recordó como ella parecía un ratón asustado, sus ojos lo decían todo y lo que pasaría.

—Por favor, solo dame tiempo...No puedo hacerlo.

—No me salgas que eres virgen, ¿O sí? —soledad negó, no lo era—Así que no eres tan mojigata como aparentas ser, quien fue Fernando—ella abrió los ojos, jamás había visto a Fernando con otros ojos como el con ella.

—Eso no importa.

—No importa, en eso tienes razón, entonces debes saber cómo chupar una verga, arrodíllate.

—Por favor...

—¡Arrodíllate!

No fue como espera, pero al menos calmo un poco, la dejó ahí en esa habitación con una sola cama, desnuda y maltratada de su cuerpo, pero eso no quitaba que se daba el gusto después de buscar los placeres en otras piernas, y claro su socia era una de ellas, se había convertido en su amante formal.

Mastico el desayuno, el sabor es insípido y miro a la criada que esta tembló con la mirada del señor, dejo los cubiertos caer y se inclinó hacia atrás.

—Acaso, no pueden preparar nada bueno aquí, ¿Dónde está mi esposa? Es que no se encarga de eso.

—Señor...

—Nada, donde mierda esta—golpe la mesa.

—La señora no bajo como cada mañana y preparo el desayuno, tuvo que hacerlo otra del servicio—la cara de Gustavo lo decía todo.

Se puso de pie saliendo enfurecido del comedor, odiaba que ella hiciera esos berrinches, pero Soledad se retorcía de dolor, le dolía mucho el vientre que apenas podía ponerse de pie, Gustavo no era delicado al momento de tomarla, siempre abusaba de ella, y esta noche no fue la excepción de tomarla a la fuerza aun en contra de su voluntad.

Tenía miedo, porque algo dentro de ella le decía que no estaba bien, su cuerpo le mandaba señales, limpio el sudor de su frente, la fiebre no cesa creyendo que con un té todo pasaría.

Gustavo no tuvo tacto cuando abrió la puerta de aquella habitaron al fondo del pasillo, mientras ella se cubrió con una sola sabana.

Los ojos de Soldad mostraban el cansancio, no había podido dormir bien y las náuseas no cesaba.

—Se puede saber qué haces aun acostada en la cama, no tienes obligaciones como prepárame el maldito desayuno Soledad. O es que esperas que se haga solo.

—Yo...yo solo intente ponerme de pie, pero no he podido hacerlo.

—¡Y qué esperas! Maldición, no vas a estar acostada en cama, ¡Levántate!

Ella no tenía fuerzas, pero Gustavo no tenía paciencia de nada, así que su poca tolerancia solo para hacerle el mal día a su esposa, la tomo del brazo y ella chillo de dolor, porque hasta eso le dolía, pero Gustavo no iba a caer en eso, apenas logro ponerse de pie y sentía como algo se deslizaba por sus piernas, Gustavo la arrastro hasta fuera del pasillo.

—Gustavo...No puedo me duele mucho el vientre—se quejó ella y el solo se giró para verla.

—Yo te veo bien, muévete, que debo trabajar.

—¿Trabajar? —dijo con sarcasmo—Por qué me haces la vida así Gustavo, porque no me dejas de nuevo donde estaba, no puedo seguir así.

—Te dije que tu vida sería esta, no tienes derecho de nada, me quistare el amor de Roxana. Ahora vamos—la sigue arrastrando y ella sintió que empezaba empaparse las piernas.

Sabia las consecuencias y sabía que Gustavo le haría la vida imposible, pero lo que había visto durante estos días era verlo tomado del brazo con una mujer hermosa y como él se mostraba feliz, como decía que le había arrebatado Roxana algún dia debía empezar su vida, y dejar esta venganza.

—Ya no puedo más —se zafo de su agarre.

Gustavo se giró para verla, sudosa y agitada no se miraba nada bien ahora lo miraba, bajo la vista y noto que empezaba a sangrar.

—Soledad.

—Por favor, por favor déjame libre, no puedo vivir así, ya no quiero vivir así, porque no haces tu vida, porque no eres feliz con alguien más y dejas esto de una vez, si debo pagar pro algo no eres tu —jadeo la mujer parpadeando por el cansancio.

—Deja que te lleve al cuarto estas...

—¡No! Vi que estas feliz con alguien más, con ella, no soy tonta Gustavo tienes a otra mujer, entonces déjame ir, déjame libre no puedo salir de esta casa, por favor.

—No, nunca. —los labios de soledad temblaron dio un paso y sintió el desgarre caer bajo sus piernas.

Bajo a vista y vio el recorrido de sangre, sus ojos se empaparon y solo pudo decir el nombre de su esposa, donde el logro sostenerla. Palmeo sus mejillas de lo cual ella no reaccionaba.

—¡Soledad! Despierta, ¡Soledad!

Gustavo miraba sus manos, para después ver la hora, solo dos habían pasado desde que llegaron a urgencias, la trago discretamente, para evitar la prensa y que vieran que Soledad Tejeda vivía con él.

Empezaba impacientarse sin tener noticias hasta que vio al doctor que la atención este se acercó a él y Gustavo espero la noticia.

—Doctor, ella está bien para tener solo un sangrado. —comento Gustavo.

—No solo era un sangrado señor Monte Alba, sufrió una infección, además de ello tenia pulmonía parece que la fiebre no fue tratada correctamente bien y eso provoco que sus niveles bajaran como su infección y por lo tanto el sangrado se dio a la infección, comió algo que le hizo daño provocando una intoxicación y eso se derivó que subiera un aborto espontáneo, también muestra un cuadro de estrés y ansiedad, lo lamento señor Monte Alba.

—Como...No comprendo, mi esposa estaba...

—Estaba embarcada señor, lo lamento mucho, ahora está estable, pero necesitara quedarse aquí al menos tres días para bajar la fiebre y estar en observación.

Cuando el medico se fue Gustavo cayo en aquel asiento, se froto la boca, Soledad esperaba un hijo suyo, un hijo y la muy tonta lo perdió, se llevó las manos al cabello.

Esto no se lo iba perdonar tampoco.

Falso MatrimonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora